Wenceslao ARGUMOSA y BOURKE
Abogado y político
Guadalajara, 1761 - Madrid, 1831

Por José Angel Laguna Rubio
Publicado en Arriaca, 3ª epoca, nº 247, Mayo 2011

En 1820 aparecía publicado un pequeño opúsculo de 97 páginas, que lleva por título "Los cinco días célebres de Madrid", su autor es Wenceslao Argumosa Bourke. Nacido en Guadalajara el 27 de septiembre de 1761, fue bautizado en la iglesia parroquial del Promártir San Esteban, siendo su padre Teodoro Ventura de Argumosa caballero de Santiago e Intendente de Guadalajara y de sus reales fábricas, y su madre María de la Concepción Bourke y Maeswyni heredera de la ilustre familia de Irlanda de aquel apellido que se acogió a España en tiempos de Felipe 11, con el fin de sustraerse a la persecución que en su país sufrían los católicos.

Empezó sus estudios en Guadalajara en el colegio de los PP. Jesuitas, entre los que adquirió la nota de "excelente latino". Después de muerto su padre, el cardenal Lorenzana que apreciaba mucho a aquel, lo tuvo de paje suyo, concluyendo en Toledo la carrera de leyes, y haciendo todos los grados nemine discrepante. Pasó después al colegio de españoles en Bolonia, en donde desempeñó los cargos de secretario, historiógrafo, archivero, decano y catedrático de cánones. A su regreso a Madrid abrió un bufete, y al poco tiempo consiguió el destino de agente fiscal del Consejo de Castilla. Fue elegido defensor de las casas de Frías, Osuna, Cerralbo y Sotomayor entre otras, así como del cabildo y arzobispado de Toledo. Desempeñó el cargo de síndico en el Ayuntamiento de Madrid. También fue nombrado para redactar el Código Civil y condecorado con la cruz de Carlos III, la de prisionero de Estado, la de Vende de Francia, con el título de académico de la de San Fernando y con la plaza de secretario de S.M.

"Los cinco días memorables de Madrid" que describe la pluma de Wenceslao corresponden el primero, al 19 de marzo de 1808, en que Carlos IV en Aranjuez, donde se encontraba la corte, abdicó en su hijo Fernando VII en unos momentos críticos por la invasión que habían empezado a hacer las tropas francesas en la PenínsulaEl segundo, al 2 de mayo, por los sucesos que ocurrieron en aquel día, y que el autor vivió en primera persona, por hallarse en Madrid en ese día y que le dejaron marcado recuerdo.

El tercero, al 1 de agosto, por la retirada precipitada de los franceses ante el avance de las tropas vencedoras en Bailén, bajo el mando del general Castaños, que obligó a la huida de la corte del hermano de Napoleón, que se encontraba reinando con el nombre de José 1. 

El cuarto, al 1 de diciembre, por la memorable resistencia que hizo el pueblo de Madrid a la entrada nuevamente de las tropas francesas que bajo la presencia del mismo Napoleón volvía a poner en el trono a su hermano. Wenceslao recuerda los hechos de aquellos días en que "...en los tres días anteriores a su llegada el vecindario abrió profundas zanjas, levantó parapetos, y colocó baterías en todas las puertas y en los puntos más elevados de algunas de las calles principales con una celeridad y júbilo imponderables ".

Y el quinto al 9 de marzo de 1820 por la proclamación de la jura por Fernando VII de la Constitución de Cádiz de 1812.

Pero lo digno de nuestro arriacense o guadalajareño, fue la idea de levantar un monumento a las víctimas del 2 de mayo.

Desde el 31 de julio de 1808 hasta el 3 de diciembre de dicho año Madrid estuvo libre de tropas francesas, y en Diario de Madrid de fecha 24 de septiembre Wenceslao colabora en una suscripción popular para entregar al capitán general Antonio Abaurre, como comisionado en Castilla la Vieja, una aportación de 1.000 reales para el servicio de las tropas.

En el mismo Diario de Madrid, de 17 de octubre publica una carta en que comenta:

... las víctimas del día 2 de mayo fueron la piedra angular de la grande obra de nuestra liberación. Debe pues eternizarse su memoria, y al monumento que para ello se eleve deberemos nosotros y nuestros hijos mirar cifrada para siempre la patria y su rey. El autor de esta carta ofrece 20 doblones para el profesor que presentare el mejor diseño de un monumento en el Prado, destinado a este objeto. El premio es tan corto como el empeño grande, pero es el patriotismo el que debe impulsar a los célebres profesores españoles, el autor solo presenta esta suma en calidad de memoria; y guiado de los mismos principios para con los ilustres cuerpos de la nación, suplica a la Real Academia de San Fernando tenga a bien permitir que los profesores pongan sus diseños en manos del señor secretario de la misma. "

El monumento se realizó con tres tipos de piedra: berroqueña azulada de la cantera de Alpedrete, piedra berroqueña color de teja que imita al granito oriental sacada del Hoyo de Manzanares y piedra blanca de Colmenar.

Wenceslao fue confinado en Francia en 1808 por no haber querido aceptar el cargo de miembro del consejo de Bayona con que le había honrado el intruso José I, ni tampoco el de secretario de Consejo de Estado. Permaneció allí seis años, a su regreso Fernando VII le concedió la condecoración ob auxiliuni pro Rege et patria. 

Postrado en su cama, firmó su última defensa en que dirigiéndose al hijo del acusado le dijo estas palabras: "mañana debía defender al padre de usted, pero probablemente ya no viviré; encargo sin embargo que no vaya nadie a ocupar mi puesto. Haga usted porque se lea este escrito, y su padre quedará con vida y con honor " Al día siguiente 28 de noviembre de 1831 expiró, a la una de la tarde este hombre notable y en el mismo momento se vio la causa y salió libre el referido Salazar. Vivía en la calle del Amor de Dios, 9, casa propia. Fue enterrado en el cementerio de la Puerta de Atocha, propio de la sacramental de la iglesia parroquial de San Sebastián.

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