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Teodoro ALONSO CONCHA
Profesor de Filosofía.
Escritor.
Investigador de la arquitectura popular y del patrimonio.
Teodoro
Alonso Concha es natural de
Tartanedo, un lugar de la Tierra de Molina, en la sesma del Campo. A los
once años le mandaron al seminario menor de Sigüenza y desde allí pasó a la
Universidad de Comillas donde se licenció en Filosofía, titulo que después
convalidó y completó en la Universidad de Madrid. Obtuvo la cátedra de
Filosofía de Institutos de Enseñanza Media y ha ejercido como tal en
Granada, Valdepeñas, Torrejón de Ardoz y finalmente en el Instituto Buero
Vallejo de Guadalajara del que fue también Director. Se ocupó durante este
último periodo de la renovación y mejora de la educación en el Instituto así
como de la organización de numerosas actividades como las semanas
culturales, ciclos de conferencias o dirección de obras de teatro. Participó
en la recuperación del Ateneo de Guadalajara que tuvo una efímera pero
intensa actividad cultural en los años de la transición democrática.
En su pueblo natal, fue promotor de la Asociación de Amigos de Tartanedo,
una de las primeras en aparecer, y que ha tenido una amplia actividad
cultural: cursos de verano, teatro, exposiciones, recuperación de
tradiciones y fiestas. La Asociación ha promovido también la recuperación
del patrimonio etnográfico y artístico del pueblo, siendo las más notables
actuaciones la restauración de la fragua y la de la capilla y pinturas de
los Doce Angeles de Tartanedo, de estilo virreinal.
Una vez jubilado de su actividad docente ha publicado algunos libros en
relación con su tierra natal:
La Arquitectura Popular en
Tierra Molina (en colaboración con Diego Sanz y Elena Sanz),
Pueblos de la Sesma del Campo y
El Valle del Mesa. Tiene
además como magnífica contribución el libro
Ángeles de Tartanedo
en el que estudia lo relativo a las pinturas de ángeles virreinales de la
capilla de los Montesoro en la iglesia de Tartanedo. Y finalmente en 2015 ha escrito y visto publicado su gran estudio "Historia de Tartanedo" en el que reune todo el saber histórico, costumbrista y patrimonial de esta localidad molinesa.
Tiene interés por todas las manifestaciones de la cultura y , especialmente,
por el estudio y conservación del patrimonio etnográfico y artístico. La
restauración de la casa grande de los Utrera, que heredó de su familia, en
Tartanedo, ha sido una de las ilusiones de su vida. Durante algunos años la
dedicó a cursos de español para extranjeros, encuentros y finalmente a
turismo rural. Ha colaborado con organizaciones en defensa de la
Tierra de Molina como
La Otra Guadalajara.
Colabora con el periódico Nueva Alcarria, desde su aparición como diario,
con un artículo cada quince días. A continuación reproducimos dos textos de
los que han sido publicados en este diario "Nueva Alcarria", debidos a la
pluma de Alonso Concha.
Patrimonio
La Torre de Aragón, que corona el castillo, y
desde la que se contempla gran parte del territorio de la
Tierra de Molina, ha sido
restaurada. Alberga un centro de interpretación que ilustrará a los
visitantes sobre el modo de vida medieval en los castillos y fortalezas de
esa época.
Las fotografías del día de la inauguración, el pasado viernes día 25,
reflejan bien el ambiente gélido de la climatología molinesa en estas
fechas, con la nieve pegada a las almenas de la torre, pero también el
cálido entusiasmo del alcalde, Pedro Herranz,
que explica a sus invitados y patrocinadores los detalles de los horizontes
que desde ella se divisan y también las señales de futuro que su tesón,
junto a otros muchos, quiere alumbrar.
Esta restauración de la Torre para nuevos fines es todo un síntoma de los
nuevos tiempos que se abre para el territorio. Su defensa ya no se hace con
guerras de frontera con Aragón, ni al servicio de Señoríos feudales, sino
luchando con otros peligros y amenazas como la despoblación y el abandono de
una tierra dura pero hermosa.
El futuro pasa, entre otros factores, por dos actuaciones claves como son la
defensa y protección del medio ambiente y del patrimonio. Si queremos que la
tierra sea vivible y visitable hay que cuidar estos dos recursos, la
naturaleza y la arquitectura.
El medio ambiente incluye los bosques y los ríos, los sabinares y las
dehesas, los cultivos y los caminos, la flora y la fauna. Han estado ahí,
desde siempre como recursos para la agricultura y ganadería, y deben seguir
siéndolo, pero hoy han adquirido también un nuevo valor, como recursos
medioambientales. Para que esta sea una tierra atractiva para los visitantes
y los residentes, abierta a una economía que ofrece servicios y no sólo
productos agrarios como en el pasado, sostenible e interrelacionada con las
ciudades próximas. La puesta en valor del Parque del Alto Tajo ha sido un
paso adelante, o la defensa de espacios como los sabinares y la Sierra de
Caldereros libres de parque eólicos.
El patrimonio cultural se condensa y materializa sobre todo en la
arquitectura culta y la arquitectura popular, en castillos e iglesias y
también en las casas, los edificios comunales o construcciones del trabajo.
Mucho se ha alterado y destruido, pero lo que queda debe ser respetado por
las nuevas construcciones o las recuperaciones de las casas antiguas.
Dándoles nuevos usos como es el caso de la Torre de Aragón.
El turismo de interior es un fenómeno en auge, generador de puestos de
servicio y de trabajo, dinamizador de zonas y de comarcas, como se está
comprobando en muchas Comunidades de España. Ello requiere contar con
recursos naturales a visitar, pero también con alojamientos y pueblos
dignos, limpios y cuidadosos de su patrimonio. La próxima construcción del
Parador de Turismo va a ser otro paso decisivo en esta dirección de una
nueva economía.
En la Raya con Aragón
En estas fechas de comienzos de junio,
alrededor de Pentecostés, eran frecuentes las romerías a diversas ermitas en
los pueblos de España. Muchas de ellas se mantienen, a pesar de la escasa
población residente en algunos de ellos, con el apoyo de los vinculados a la
tierra que se desplazan desde las ciudades. Una de estas es la que tiene
lugar el domingo día 11 de junio y que reúne a los pueblos de
Milmarcos y
Jaraba, un pueblo de Castilla y otro de
Aragón, en la ermita de la Virgen de este último. Para el pueblo llano nunca
han importado mucho las fronteras, que eran cosa de reyes y señores. A veces
cambiaban, sin que lo hicieran sus condiciones de vida. Por eso se decía:
"Tengamos Rey pero veámoslo poco", ya que era temible su paso por los
pueblos por los gastos y fastos que conllevaba.
Ahora los tiempos han cambiado una barbaridad, pero se mantienen costumbres
y actitudes. A los pueblos de la Tierra de Molina, rayanos con Aragón,
siempre nos ha tirado mucho la vecindad, y las relaciones de todo tipo han
sido intensas. En lo comercial el intercambio era frecuente: el vino y la
fruta por el cereal y la lana, hasta llegar al simple trueque de trigo por
nueces. Calatayud era el suministrador de productos y servicios de los que
se carecía en Molina y la capital de la provincia, Guadalajara, quedaba muy
lejos como no fuese para el servicio militar.
Estos lazos y remembranzas son los que han llevado a otra celebración, el
sábado tres de junio, con el hermanamiento de dos clubes de senderismo, el
Comuneros de Calatayud y el Milsenderistas de Milmarcos. Para ello se caminó
hasta la raya en la que se había plantado un mojón, juntándonos allí mas de
doscientos senderistas. Hubo música, banderas, discursos y felicitaciones,
comida de hermandad en Calmarza y música, cena y baile en Milmarcos. Alberto
Pérez cantaba por Castilla y los de Morroprieto por Aragón.
Este hermanamiento tiene mucho de histórico y simbólico. Histórico porque la
primera noticia que se tiene de Comunidad de la Tierra de Molina es un
acuerdo con la Comunidad de Calatayud en 1266 para crear una hermandad que
evite que haya prendimientos injustificados por ambas partes. Pero
Martín de Milmarcos actuaba "en voz de todos los sesmeros de las
aldeas de Molina" El Común de Molina tiene una génesis y organización
similar a las del sistema ibérico aragonés, al margen de las fronteras
existentes.
Simbólico porque nos recuerda el fácil y espontáneo hermanamiento del pueblo
llano, frente a divisiones, rivalidades y disputas de reyes, señores o
mandamases.
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aache@ono.com - agosto 26, 2010 |
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