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Jesús APARICIO
Escritor. Poeta.
Nació en Brihuega (Guadalajara) en 1961

Jesús Aparicio, escritor y poetaHa publicado hasta ahora seis libros de poemas.
Estos son sus títulos: Poemas como pasos (1982),
Sendas del corazón (1988),
Como trago de agua fresca (1991)
Las caras del espejo (1996).
Con distinta agua (2002), Premio "Villa de Aranda"
y El sueño del león, Colección "El Observatorio" (2005).
Es compilador del libro poético "Espliego y Cera"
con temática mariana y briocense.

La poesía de Jesús Aparicio, que se configura nítida en sus límites y muy cabal en su expresión, surge espontánea como de la roca: es un manantial que brota del alma de un intimista, y ofrece su visión del mundo, meticulosa en la palabra, firme en el pálpito, con una dimensión humana que todo lo avasalla.

Ha sido ganador del XI Premio de Poesía " Villa de Aranda" convocado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Aranda de Duero y la Caja de Burgos, con su obra CON DISTINTA AGUA, que será editado en 2003.

En su obra La casa del siervo, Jesús Aparicio ofrece de nuevo su expresión, cada vez más depurada, de lo que entiende como una relación cosmológica entre el hombre y el mundo, entre el hombre y su propio latir, como dos seres que se contemplan y se complementan.

La Casa del Siervo, de Jesús Aparicio

Algunas composiciones poéticas de Jesús Aparicio
de su libro La Casa del siervo:

LA CASA DEL SIERVO

Ayer fue piedra, silenciosa patria,
y tras salir de madre saltó a luna.
Creció y cambió de sueño tantas veces
que maduró de seco viento a río
caudaloso, en rimas y en cantares.

Ayer fue proyecto, solar, cimiento.
Deseo. Embrión. Espera. Llanto.
Paredes blancas. Desnudas ventanas.
Tiempo por hacer. Hombre sin pasado.

Dios escogió un camino de agua y carne
para enseñar la luz. Y nos dio vida,
esa casa, memorial de ternura,
con tejados que se cubren de nieve
mientras hilamos música y palabra
celebrando la edad, la madurez
de las primeras lluvias que mamamos.

DESPEDIDA

No eres quien se despide pues te quedas.
No soy quien me despido pues te llevo.
Cierro un mundo y abro un mundo nuevo
del que es cimiento el alma que me heredas.

Para mi libertad bastó tu techo.
para mi soledad cuatro paredes
que poblé antes de amor que darle enseres,
donde sembré los sueños que hoy cosecho.

Me voy pero te cargo en mis hombros
con todo lo que he escrito y he vivido.
El río que pasó no pasó en vano:

me creció el alma inflada de asombros;
gozo queriendo mi aire compartido;
tengo la frente limpia, el pelo cano.

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© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara
aache@telefonica.net - diciembre 28, 2005