Anselmo ARENAS LÓPEZ
Historiador- Catedrático de Geografía e Historia.

Molina de Aragón (Guadalajara), 1844 - Madrid, 1928.

Una biografía intensa

Texto de José Ramón López de los Mozos, en la Introducción a su edición del libro de Arenas "Historia del Levantamiento de Molina de Aragón y su Señorío en mayo de 1808 y guerras de su Independencia". Guadalajara, Excmª Diputación Provincial, 2008.

En 1844 nace en Molina de Aragón (Guadalajara), Anselmo Arenas López, hijo de un modesto zapatero "remendón", del que aprende el mismo oficio, que compagina junto a las labores agrícolas, hasta cerca de 1860.
Años más tarde, al mismo tiempo que cumple el servicio militar, estudia el Bachillerato, del que se gradúa en 1866 y, al poco, la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid donde, a la sazón, daban a conocer sus teorías krausistas y librepensadoras -de las que se vería ampliamente influenciado-, profesores de la talla intelectual del filósofo Julián Sanz del Río o del político Emilio Castelar.
En 1873 consigue la cátedra de Historia del Instituto de Las Palmas de Gran Canaria, año clave en su vida, por sufrir en él un grave encontronazo con el obispo Urquinaona, que molesto con el sistema educativo propugnado por nuestro catedrático y otros más, consigue su eliminación de dicho instituto, gracias al gobierno de Cánovas del Castillo.
Desde allí es trasladado al Instituto de Segunda Enseñanza de Badajoz (1877), donde permanece por espacio de quince años como catedrático de Geografía e Historia, desde el que pasa, a finales del año 1892, al de Granada. Pero no hay que olvidar que casi una década antes, en 1881, Arenas funda El Autonomista Extremeño, órgano propagandístico del Republicanismo Federal que dirigió Narciso Vázquez de Lemus, conocido masón, introductor del socialismo en Extremadura.
A lo largo de su vida publicó numerosas obras didácticas y de erudición y, muy especialmente durante los tres laboriosos lustros vividos en el Instituto de Badajoz, donde publicó su Curso de Historia de España (1881), duramente criticado por el semanario El Avisador de Badajoz que, al servicio de la diócesis, combatía el anticlericalismo contenido en sus páginas, así como otras teorías -hoy absolutamente aceptadas- por las que fue expedientado, de modo que aprovechando el tiempo libre que le dejaba dicho expediente comienza una segunda labor, primero como cofundador-redactor del promasónico Diario de Badajoz (1882), órgano difusor del republicanismo federal e ideas democráticas y, después, como propietario y director del mismo hasta su traslado a Granada, que, al igual que había sucedido con el Curso de Historia de España, fue condenado por el obispo de la diócesis, surgiendo una duradera polémica entre Arenas y su periódico y el Boletín del Magisterio y su director, en la que el primero defendía la enseñanza laica.
Su actividad al frente de la logia masónica Pax Augusta, de Badajoz, debió ser muy importante, ya que en ella logró el grado 33 del rito escocés en 1889, así como los cargos de orador, primer vigilante y venerable maestro. Parece ser que colaboró eficazmente a su creación ya que, cuando se tuvo que trasladar a Granada, dicha logia terminó desapareciendo, aunque Arenas seguiría su actividad masónica en esta última ciudad, siendo nombrado orador en la logia Reforma n.º 75.
Ya en la antigua capital nazarí, en marzo de 1893, el Arzobispo Moreno Mazón insta a la Universidad -capitulada por su Rector, los Decanos de las distintas Facultades y el Director del Instituto- a la apertura de un nuevo expediente contra Arenas a causa de sus enseñanzas, quedando suspendido de la cátedra que hasta el momento venía ocupando.
Moreno Mazón lo acusaba de ir contra los principios dogmáticos del catolicismo, así como contra otros principios de carácter nacional y moral, puestos de manifiesto a través de sus opiniones acerca de muy diversos personajes e instituciones históricas (Felipe II, La Inquisición, etcétera), así que meses más tarde, concretamente en noviembre del mismo año, sus obras didácticas más importantes: es decir, los Cursos de Geografía, Historia General e Historia de España, fueron condenadas por el mencionado Arzobispo, que recibía apoyo de un grupo de padres católicos encabezados, curiosamente, por un paisano de Arenas: el Doctor Juan Creus y Manso, quienes, como se ha visto, consiguieron expedientarlo y separarlo de la cátedra.
No obstante, Arenas encontró defensa en la "Exposición de 400 vecinos de Granada al Director General de Instrucción Pública", quienes consideraban en su escrito que todo aquello no era más que "un atropello a la inmunidad de la ciencia, del libro, de la cátedra y del profesorado consagrada en la Constitución, en la Ley de Imprenta y en el Código Penal".
El expediente de don Anselmo no tardó en levantar ampollas y convertirse en el centro de las polémicas surgidas entre la prensa del momento, según fuera su tendencia, llegando incluso al Congreso de los Diputados, donde recibió el apoyo de Salmerón, mientras que Labra llegaba a presentar una interpelación parlamentaria, en junio de 1894, de forma que pudiera llegar al Consejo de Estado.
Por otro lado, la asociación de padres católicos creada por Creus manifestaba su impaciencia ante la tardanza en la resolución final que habría de tomarse acerca de Arenas, forzando su definitiva suspensión de la cátedra.
Pero todo termina mucho mejor de lo esperado, pues en 1901, ocupada la cartera de Instrucción Pública por el Conde de Romanones, Arenas es de nuevo habilitado para ejercer las cátedras de Latín y Castellano en el Instituto General y Técnico de Valencia, ciudad ésta en cuya Universidad Popular impartiría numerosos cursos.
Además de las cátedras citadas, también ocupó la de Francés, pero -a pesar de las diversas solicitudes cursadas- le llegó la hora de la jubilación, en 1918, sin alcanzar la de Historia.
Durante el periodo de diez años que transcurre entre su jubilación en Valencia, en 1918, y su fallecimiento en Madrid, en 1928, se dedica con verdadero ahínco a la investigación. Fruto de este periodo es su obra titulada El verdadero Tarteso (1927), con la que pretende impugnar y rebatir las ideas de Schulten, contenidas en su monumental Tartessos, dada a conocer tres años antes.

Bibliografía: Anselmo Arenas López: Historia del Levantamiento de Molina de Aragón y su Señorío en mayo de 1808 y guerras de su Independencia. Edición de Excmª Diputación Provincial de Huadalajara. Guadalajara, 2008, 424 págs., 18 Euros.

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