Fray Alonso de Veracruz

Religioso. Evangelizador. Catedrático y Fundador de la Universidad de México.
Caspueñas (Guadalajara), 1507 - México, 1684.

Vida y obra de fray Alonso de Veracruz, O.S.A.
por Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla | Anuario de Estudios Jurídicos y Económicos Escurialenses, 2008.

El clérigo alcarreño Alonso Gutiérrez, que después de estudiar en las Universidades de Alcalá y Salamanca, pasa a las tierras de la Nueva España a los pocos años de iniciada la conquista, es una de las figuras más destacadas de la historia de México y del Nuevo Continente después del descubrimiento: misionero infatigable de los nativos en su propia lengua, orador insigne, fundador de colegios, bibliotecas y centros de enseñanza para los religiosos de su orden y de los propios nativos, primer profesor de filosofía y teología en el continente americano, primer catedrático de Sagrada Escritura y Teología tomista al fundarse la Universidad de México, y primer tratadista de Derecho Agrario y del Derecho de Gentes en la incipiente universidad mexicana, cuyos principios llevó a la práctica en defensa de los indios.
Hijo de acomodada familia, Alonso Gutiérrez nace en Caspueñas, antiguo reino y arzobispado de Toledo, en 1507, y muere en la ciudad de México en el mes de julio de 1584. En la Universidad de Alcalá inició sus estudios de Gramática y Retórica y los continuó en la Universidad de Salamanca, donde se graduó en Artes y Teología. En esta Universidad fue discípulo aventajado del gran teólogo y jurista Francisco de Vitoria, fundador de la ciencia del Derecho Internacional. Conociendo sus dotes intelectuales, su formación y sus ánimos, fue invitado por el superior de los agustinos en México, fray Francisco de la Cruz, para misionar en el Nuevo Mundo. El 2 julio de 1536 desembarcó en el puerto de Veracruz, virreinato de la Nueva España, e inmediatamente ingresó en la Orden de San Agustín, cambiando su apellido de Gutiérrez por el de Veracruz. Tras un año de noviciado, profesó en la ciudad de México el 20 julio de 1537.
Posteriormente se traslada a tierras rnichoacanas y aprende la lengua tarasca para predicar la doctrina cristiana a los indios y prepararles adecuadamente a recibir el sacramento de la Eucaristía. En vez de imponer primeramente el castellano, como pretendían muchos consejeros de la corona española, habla a los indígenas en su lengua nativa, el purépecha, para evangelizarles e incorporarles a la civilización occidental.
Fray Alonso de la Veracruz no es un filósofo encerrado en los principios clásicos de la filosofía escolástica, sino un pensador comprometido y un misionero ejemplar. Funda el Convento de Tiripetío y establece la primera biblioteca de América, siendo partidario de que la cultura es el mejor camino para formar al hombre y sembrar la fe cristiana. Es elegido superior de la viceprovincia agustiniana de Michoacán, y aún lo será en otros tres mandatos, y funda cinco conventos más en los que se imparte cultura superior. En 1553 se le designa catedrático en la Real Universidad de México, siendo uno de los fundadores de la gran institución académica novohispana. Poco tiempo después se le nombra maestro de Artes y Teología y se crea, bajo su dirección, una cátedra de Santo Tomás. Empieza a escribir un tratado de Filosofía, que será el primer libro de Filosofía escrito en América, sin descuidar su vida de religioso y representante de las órdenes mendicantes en unos momentos tensos con las autoridades españolas.
Regresa a España en 1562 para defender las funciones y privilegios de las Ordenes religiosas. Se convierte en consejero de los grandes personajes de la corte y se le elige prior del Monasterio madrileño de San Felipe el Real (situado en la Puerta del Sol y calle Mayor), y visitador de los conventos agustinos de la Provincia de Castilla la Nueva.
Sin embargo, su pensamiento y su voluntad estaban en América. No quiere permanecer en España, a pesar de los halagüeños ofrecimientos del Rey. Vuelve al Nuevo Mundo en 1572, funda el Colegio de San Pablo, escribe libros, apadrina algunos exámenes de doctorado y se preocupa constantemente por la evangelización de las Filipinas, aprovechando la presencia pionera de los agustinos en el archipiélago y el descubrimiento del tornaviaje, por su hermano y compañero de hábito fray Andrés de Urdaneta, para los galeones que regresan de allí. Entre sus discípulos más distinguidos figuran Francisco Cervantes de Salazar, escritor y maestro universitario, fray Esteban de Salazar y Andrés de Tordehumos, escritores de vasta vigencia en su circunstancia histórica y geográfica.
Alonso de Veracruz admitía, en cuestiones menores, una reforma de la escolástica y ciertas reivindicaciones humanistas. Quiso librar a la filosofía de especulaciones vanas e inútiles. Siguiendo el ejemplo de los renacentistas, postuló el retorno a los textos originales de Aristóteles. Escribió, con intención primordialmente pedagógica, tres obras filosóficas fundamentales: Recognitio summularum (1554), Dialectica resolutio (1554) y Physica speculatio (1557). Estos tres libros integran un curso completo de Artes (Filosofía), tal como entonces se impartía, en el que resplandecen la claridad, la sencillez, y cierto carácter pragmático.
A fray Alonso le interesa, fundamentalmente, iniciar a la juventud estudiosa mexicana en la problemática y temática de la Filosofía. Los puntos principales de su panorama filosófico, como ha apuntado José M. Gallegos Rocafull, son cuatro: «¿Cómo se piensa bien? ¿Qué relación hay entre el pensar y el ser? ¿Qué es la naturaleza? ¿Qué es el alma?» (El pensamiento mexicano en los s. XVI y XVII, México 1951, p. 297).
Aunque las principales obras de fray Alonso hayan sido filosóficas, también nos legó algunas teológicas, entre ellas, la más importante: el Speculum coniugiorum, dedicada al estudio de la validez del matrimonio que los indios habían contraído antes de ser cristianos. El conocimiento teológico del fraile agustino se pone también de relieve en tres manuscritos: Commentaria in Secundum Magistri Sententiarum librum, Commentaria in Epistolas Sancti Pauli in Universitate Mexicae e cathedra dictata y Relectio de libris canonicis. Siguiendo las huellas de su maestro, Vitoria, escribió, dentro del campo jurídico y moral, la Relectio de dominio Infidelium et de justo bello, que expuso en el primer curso académico de la recién creada Universidad (1553‑1554) y la Relectio de decimis en la que hace una defensa encendida a favor de los nativos de no estar obligados a pagar los diezmos a la jerarquía eclesiástica, pues ya contribuían con su trabajo y ayudas personales a los misioneros que los culturizaban y les instruían en la Fe.

BIBLIOGRAFIA:

Varias de sus obras se han perdido, al parecer, definitivamente. Conservamos, no obstante, sus tres e importantes libros filosóficos, editados en México.. Recognitio summularum (1554), Dialectica resolutio cum textu Aristotelis (1554), Physica speculatio (1557). Se conserva también el Speculum coniugiorum y las dos Relecciones.. De dominio infidelium et justo bello (1554) y De decimis (1555).

ESTUDIOS:

Son numerosos los investigadores, mexicanos y españoles, que han estudiado a fray Alonso, destacando entre ellos, con bastantes trabajos monográficos, J. J. de Eguiara y Eguren, J. García Icazbalceta, A. Bolaño e Isla, E. J. Burrus, O. Robles, A. Gómez Robledo, S. Zavala, M. Beuchot Puente, R. Heredia Correa. Entre los agustinos especialistas en la obra del agustino, hay que destacar a los PP. A. Ennis, R. Jaramillo, F. Campo del Pozo, y, sobre todo, Prometeo Cerezo.
La importancia de fray Alonso de la Veracruz y el constante estudio que de su vida y su obra se hace en la actualidad se puede ver en el reciente trabajo que sobre la bibliografía veracruciana acaba de realizar Javier Campos con más de cuatrocientas referencias‑ desde el año 2000 se han publicado más de cuarenta trabajos de investigación.

 [Panel de Alcarreños Distinguidos - Página Principal]

© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara
aache@telefonica.net - abril 12, 2008