No es frecuente que aparezca una edición de un
clásico con las características de las Poesías completas de
Catulo que acaba de publicar la editorial
Aache de Guadalajara,
especializada en volúmenes de bibliofilia. Hablar de Catulo es
hablar de uno de los grandes autores de la literatura universal, un
poeta que no ha dejado de suscitar admiración en los más de veinte
siglos transcurridos desde que escribiera su obra. Ese sería el
primer valor de esta edición, pero no es, por supuesto, lo que la
convierte en especial. Ayudan mucho a que lo sea las características
formales del libro: el que sea una edición completa y bilingüe, así
como la cuidadísima impresión.
Pero es especial, sobre todo, por la personalidad del traductor,
alguien tan interesante como poco conocido hoy del gran público, el
polígrafo y diplomático José María Alonso Gamo, fallecido hace once
años. La magnífica versión de Catulo que nos ofrece Alonso Gamo fue,
prácticamente, el trabajo de toda una vida. Coronada en vísperas de
su fallecimiento, llega hoy a las librerías merced a la labor
absolutamente plausible de su viuda.
Poeta reconocido con premios
importantes, José María Alonso Gamo nos entrega el Catulo de un
poeta, manteniendo espléndidamente el sentido del ritmo, la
frescura, el carácter llano y directo cuando conviene y el
culturalismo, tan catuliano también, cuando procede. El propósito
es, en palabras del propio Alonso Gamo, "conseguir una traducción lo
más intensamente poética posible, conjugada con la mayor fidelidad
literaria alcanzable. Mi intento es que el lector español que no
pueda leer a Catulo en latín, cuando lea mi versión lea, ante todo,
un libro de poesía, una versión en la que el lenguaje obtenga la
mayor intensidad poética alcanzable". Quien entre en estas páginas
comprobará que el autor (un traductor siempre es un autor; Javier
Marías ha dicho que su mejor obra es el Tristram Shandy) lo
ha logrado a satisfacción.
Catulo mantiene en estas palabras españolas toda su pasión
por Lesbia, la amargura por su ruptura, su mordacidad hacia sus
coetáneos, su acidez de epigramático; así como la precisión y el
preciosismo propios del poeta neotérico (heredero de los helenistas)
que fue. En definitiva, todo lo que le hace un poeta único,
precedente de tantas cosas: de la llaneza desvergonzada de los
goliardos (¿o no hay aquí un antecedente de Villon?), del
culturalismo de los barrocos, del sentimiento desnudo que
reaparecerá, muchos siglos más tarde, en un Bécquer. A la vez,
Alonso Gamo ha resuelto felizmente las distorsiones lingüísticas que
el satírico Catulo utiliza para ridiculizar a sus conocidos (véase
el poema LXXXIV con su solución a base de la muy española jota).
Catulo es también, a su manera, un poeta
social. Su poesía está poblada de jóvenes romanos (entregados a la
poesía, al amor, a las murmuraciones) hasta componer un retrato
social semejante al que pintó Ghirlandaio con la juventud
florentina.
Estamos, pues, ante un Catulo completo, que suena en español con la
fuerza y la frescura que le han
mantenido en la cúspide de la literatura desde la Antigüedad. Un
ejemplo entre muchos posibles: "Encontrándome ocioso por el foro /
Varo quiso llevarme con su amada / Una golfilla que a primera vista
/ tenía cierta gracia y cierto encanto”.
No se puede olvidar, en esta edición admirable, el largo
prólogo‑estudio que antecede a la traducción. Un trabajo de una
erudición notable, con algo de autobiografía sentimental, que
termina de hacer de este volumen una pieza necesaria tanto para
estudiosos del gran Catulo como para cualquier aficionado a la buena
poesía. Y un magnífico regalo para los días que se avecinan.
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Catulo, poesías completas
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