Bombos y Chozos de La Mancha
Bombo es el nombre que recibe una construcción rural tradicional concebida especialmente para alojar en ella a pastores y labradores, junto con sus animales de labor y sus aperos de labranza (utensilios).
Es una denominación habitual en la localidad de Tomelloso (Ciudad Real), así como en Socuéllamos, en Villarrobledo, en El Provencio y alrededores.
Servía como refugio de los trabajadores del campo durante la época de las faenas agrícolas y pastoriles. En muchos casos era vivienda para todo el año ya que muchas de estas faenas no tenían fin a lo largo de las cuatro estaciones. En otros casos la permanencia era de algunas semanas.
Un bombo es una construcción de planta circular o elíptica. Se construye con una falsa cúpula, por aproximación de hiladas de lajas, todo ello sin utilizar argamasa. Su interior es amplio; tiene cocina y chimenea, camastros con base de piedra y pesebre para los animales. Los bombos de labradores son más amplios, frente a los pastoriles, más modestos, sólo para uno o dos individuos.
En Tomelloso existe un museo llamado Museo del Carro donde se expone una muestra de aperos y demás enseres usados tradicionalmente en el campo manchego para las faenas agrícolas. En un espacio exterior puede verse por dentro y por fuera un ejemplar de estos bombos, construido a finales del siglo XX (1968-1970) por Pablo Moreno Muñoz, más conocido por Cota, maestro en el arte de levantar este tipo de construcciones, y dos peones ayudantes.
Lorenzo Sánchez López, estudioso primero de estas construcciones dice al respecto de los bombos manchegos: “Reyes Bonacasa explica que la tenacidad del hombre rural a conservar sus costumbres ha favorecido la transmisión de un método de construir muy antiguo. En este sentido en La Mancha, donde abundaba el matorral y los bosques de encinas de abundantes y dulces bellotas, era apropiado para el desarrollo humano del hombre prehistórico y sobre todo en la Edad del Bronce. Pero también tendría utilidad para los pastores medievales y para la trashumancia, quizá la presencia de corralizas y pozos en alguno de ellos justifique ese uso medieval de la citada construcción e indudablemente para el agricultor, hasta épocas recientes y evolucionando con el tiempo y de acuerdo con sus nuevas necesidades y usos, el “bombo” ha formado parte del modo de vida de los hombres de la tierra.
En este sentido, el primitivo y rudimentario bombo, no desaparecería e incluso se incrementaría con el mayor aprovechamiento del terreno. No sería pues un invento de los siglos modernos, ligado al viñedo. Primero porque el excedente de vinos en Iberia ya está constatado en la época Romana y demostrada su presencia en la zona en épocas remotas. Cierto que como monocultivo es propio del siglo XIX. Por otro lado las plantaciones de viñedo se daban en zonas arenosas, fuera del término, de manera que ya en el siglo XVIII tenían los tomelloseros mas viñas fuera que dentro de él.
La construcción de este refugio, responde a la geografía y puede por ello mantenerse durante bastante tiempo. En nuestro paisaje no hay maderas para hacer las vigas, el agua no se encuentra cerca (si primero no se ha profundizado en la tierra en busca del agua de un pozo) y el transporte de la misma y de la teja encarecería la fabricación de la vivienda. Además, la primitiva vivienda en esta zona es en muchos casos de cubiertas de carrizo, atochares, retama, etc”.
Apunte bibliográfico
Aunque son muchas las publicaciones que tienen a los bombos y chozos manchegos por protagonistas, es el libro firmado por el equipo capitaneado por Francisco Javier Escudero Buendía: “Chozos y Bombos de La Mancha”, editado por AACHE como nº 10 de su Colección “Tierra de Castilla-La Mancha” el que mejor los estudia. Ilustrado abundatemente, colaboran en él con artículos e inventarios relativos a muchos pueblos manchegos, Lorenzo Sánchez López, Eusebio Palacios Jiménez, Vicente Aparicio, Isabel Sánchez Duque, Fernando Alonso, Fernando Martín del Pozo, José Ramón Ruiz Checa y Valentina Cristini.
Un comentario a ese libro puedes verlo aquí. También consultar lo que sobre los Bombos de La Mancha dice Lorenzo Sánchez López en Geografía incógnita: la casa rural de piedra seca en Tomelloso y sus interpretaciones.
Más las consideraciones que en torno a esta tipología constructiva hacen en Domoterra.