Budia es como el corazón de la Alcarria

Budia es como el corazón de la Alcarria. En ese pleno corazón, Budia se alza como un lugar que merece ser visitado y admirado durante, por lo menos, unas cuantas horas. Casas rurales, fiestas con carácter, monumentos y obras de arte únicos en la provincia, paisajes propios de la comarca, urbanismo cuidado, clima agradable…. son los suficientes elementos para concitar una llegada de caravanas alegres.

Una historia de Budia

Todos los pueblos deberían tener ya su historia escrita. Los anales mas o menos abultados de su devenir secular, puestos en letra de molde, para que las siguientes generaciones los conozcan y defiendan. Y no solo la historia: también el patrimonio, el costumbrismo, las destacadas singladuras de la naturaleza, los personajes que allí nacieron, las coplas y canciones, etc. Budia tiene todo eso en cantidades abundantes.

Algunos datos: de historia, aparecen cosas sorprendentes en el Catastro del Marqués de la Ensenada. Allí se nos dice cómo en la segunda mitad del siglo XVIII, la industria de los curtidos en Budia era muy fuerte, dando ocupación a cientos, a miles de personas, y vendiendo sus productos en la Corte, donde apreciaban esas pieles tratadas y curtidas en Budia como de altísima calidad para hacer muebles, encuadernar libros, forrar altares y reforzar cualquier elemento sujeto a golpes.

De arte, las dos tallas de madera policromada que aparecen hoy en el presbiterio de la iglesia parroquial, a ambos lados del altar mayor. Son el Ecce Homo y la Dolorosa tallados personalmente por Pedro de Mena, el artista que a mediados del siglo XVII talló estas preciosas y emotivas figuras por encargo del coronel de los reales ejércitos don Ambrosio Sáez Bustamante. Allí están concitando todas las miradas, y abriendo las bocas más recalcitrantes: en un ¡oh! de admiración sana.

De arquitectura, el templo de los frailes carmelitas, que es un prodigio de elegancia de formas y volúmenes. Hoy, tras muchos años de abandonos y aún destrucciones premeditadas, está queriendo salir adelante, ser recuperado de algún modo, mediante reconstrucción primero y uso después.

De costumbres, la Sampedrá olorosa y sonora, la fiesta más “rara” de la provincia en la que participa, según dice la leyenda, el mismísimo diablo, pues Pedro Botero, que es uno de los nombres por el que se le conoce, debió trabajar en las tenerías y talleres de curtición de Budia, y en esa fiesta dedicada a San Pedro que se hace quemando los restos de pieles, los fragmentos de botas rotas, y la mezcla de insufrible olor de lo que sobró a lo largo del año,  entre los enmascarados danzarines, sudorosos y “asfixiaos” de calor y humo, está siempre el diablo. Se dice, incluso, que si alguien en esa fiesta, un día consiguiera identificarle y desenmascararle, sería un día grande, porque se cerraría el Infierno para siempre.

Más los mayos, con sus ritos amatorios, sus cánticos a la Virgen….. más los soldados de Cristo, cofradía militante en toda la Semana Santa…. más los encierros de toros, que junto a los de Brihuega son aquí los más antiguos y famosos de la Alcarria…. cuantas cosas por ver y sentir en esta Budia que se merece un viaje, una estancia larga, y un amor de por vida.

Platos con encanto

La gastronomía [alcarreña] es una de esas joyas escondidas que tiene Budia, y que mantienen viva las manos hacendosas de sus mujeres. ¿Quién no ha probado, hace años, los dulces “bizcochos crispines” de Budia, que venía reflejados en todos los tratados gastronómicos de la provincia? Ya no se venden al público, pero sí quedan muchas personas que los hacen, y en algunas pastelerías de la Alcarria aún se encuentran. La fórmula era nacida aquí, en la villa de Budia.

De la tradicional matanza salen enjundiosas comidas: la sangrecilla entomatá, las cachazas y alientos, el morteruelo incluso, que procede de las aves y la caza también… pero como siempre ocurre, y si Budia es “el corazón de la Alcarria”, lo mejor de la gastronomía está en sus dulces, que a base de miel, azucar y leches consiguen unos puches y unas gachas, unas magdalenas y unas rosquillas que resucitan muertos y sanan desahuciados. El alajú, las fritillas, las rosquillas de anís…. todo es especial y nuevo, con sabor a la tierra, con el misterio de la elaboración ancestral y callada. Solo por comer, por tener un encuentro de pecados palatales merece la pena llegarse a Budia.

Algunos libros

El más importante de todos, aunque ya agotado, es “Budia, corazón de la Alcarria” y tiene por autores de los textos a Juan José Bermejo Millano y Antonio Herrera Casado. Y de las fotografías a ellos mismos y a Antonio Martínez Ledesma. Consta de 232 páginas en gran tamaño, y se ilustra de cientos de fotografías, la mayoría en composiciones a todo color. Ofrece mapas del término, referencias a todos los temas importantes de su historia, arte y costumbrismo, y aún estudia con detenimiento esos mismos elementos de Valdelagua, un antiguo despoblado que, anejo al Ayuntamiento budiero, hoy es lugar revitalizado y en marcha. Personajes de tono eclesiástico (Budia fue conocida en tiempos antiguos como “el pueblo de los Obispos”), artístico, literario y teatral, cinematográfico y político, a pesar de su tradicional aislamiento ha sido capaz de generar gentes que han llevado su nombre con honra por todo el mundo. Entre ellos, el Nóbel Camilo José Cela, que aquí escribió algunas de sus mejores páginas; el dramaturgo Manuel Catalina, y el filántropo e historiador Andrés Falcón y Pardo.

Otro gran libro, que corrió a cargo de las plumas de Antonio Herrera Casado, Juan José Bermejo Millano y Aurelio García López, fue el dedicado a “El Convento carmelita de Budia”, con recopilación de su historia, y de su arte. A pesar de andar medio en ruinas, en el convento carmelita de Budia se condensa la historia del pueblo. Existe esta versión en DVD.

También es de gran interés para los budieros y budieras el libro que escribió Bermejo “Budia en la Prensa”, que viene a ser una recopilación de la historia de Budia en el pasado siglo, con noticias, reportajes y presencias de Budia en todo tipo de prensa. Aquí puedes ver este libro.

Y hablando de Budia, y de sus fuentes, esta guía de las “Fuentes de Guadalajara”, también de Bermejo, editado por Aache en su Colección “Tierra de Guadalajara”, nº 39, en 2002, y que en sus 160 páginas ofrece las mejores fuentes de la Alcarria, con especial dedicación a las de Budia. Precisamente es la fuente de la Plaza la que aparece en la portada del libro.