El campo, el lugar más seguro ahora

Terribles días estos, en los que se torna peligroso entrar a un local cerrado, a un comercio, a un cine, a un bar… De hecho, en estos momentos, están cerrados los establecimientos donde pueden reunirse un número importante de personas.

Aparte del hogar de cada uno, del encuentro en la calle con los amigos, y vecinos, de hablar con ellos a distancia, enmascarados, protegidos, sin tocarse, ni abrazarse, divagando… el único lugar seguro es el campo, los caminos que van, cuesta arriba, entre los árboles, a la orilla de un río, al pie de las montañas. Ver los pueblos, de lejos, ver las sierras en perfiles, mirar las cárcavas donde los pájaros, aunque siempre temerosos de nuestra presencia, se saben libres.

La Naturaleza es, otra vez, el lugar seguro donde podemos vivir. Hicimos ciudades enormes, divertidas, industriosas, alegres y masificadas. Y eso ahora entraña un peligro mortal, porque nos podemos contagiar de otros seres que se nos acercan. El peligro es mutuo, real, porque la amenaza solo existe entre los humanos. ¿Nunca habíais oído que estas situaciones podían darse? Es de novela de terror. Alguien con la mente desbocada creó situaciones novelescas con estos parámetros. Y hoy son reales.

Así es que ya sabéis donde está la salvación: en el campo. Sobre la hierba, junto a los ríos. Este es el momento de echar a andar, de subir al Cerro de San Cristóbal, de pasear por Valdenazar, de caminar por el hayedo de Cantalojas, de bajar al Bornova por Hiendelaencina. Y eso… cuando podamos salir de nuestro pueblo, en el que también estamos encerrados. ¡¡¡Qué mal sueño!!!