Los misterios de Río Dulce

Iván Martínez de Miguel: “Los misterios de Río Dulce”. Aache Ediciones. Colección “Letras Mayúsculas” nº 41. Guadalajara, 2016. 216 páginas. ISBN 978-84-15537-96-0. P.V.P.: 15 €.

Para ser la primera novela que escribe y publica su autor, con ella demuestra su gran capacidad de imaginación y su técnica descriptiva muy avanzada. Lo cual es indudable presunción de que van a venir mejores cosas, y numerosas. Martínez de Miguel con esta primera entrega de su mundo creativo, promete un fecundo camino literario, que además para ser grande, y provechoso, lo comienza pronto.

Una novela ambientada en un pueblo de nombre creativo y descriptivo, que sin dificultad lo podemos incluir en la Castilla rural, pero moderna. Los personajes, a caballo entre la modernidad y el pasado inmediato, son trasunto de aptitudes cotidianas, realistas y humanas. El tema, cargado de misterios y sucesos violentos, en los que la naturaleza se mueve con los vaivenes que los seres vivos le infunden. Hay guiños al ecologismo, a la ciencia geológica y a la psicología. El autor demuestra estar informado holgadamente de lo que habla y plantea, proponiendo esos misterios a dosis breves y sucesivas, que desencadenan un final vibrante y conmovedor. Muy en la línea del periodismo de investigación, pero en el que el protagonista, un joven periodista de la capital, actúa más como ser humano impresionado de la vida, que como un profesional frío de la información. Esa mezcla de actitud entre los personal y lo profesional es lo que le da valor y fuerza al relato.

En los personajes, que se centran en la pareja de jóvenes cargados de inquietud, actividad profesional, amor y solidaridad, se leen continuamente los rasgos de la juventud actual, de la sana, de la que trabaja y ayuda. Quizás sean el mayor valor humano de la novela, las figuras de Oliver y Daniela. Ellos están rodeados de seres interesados, con miedos, -con pavores, más bien- de antiguos delitos, que como una mancha de aceite van oscureciendo la sociedad. En muchos detalles se observa esa denuncia por los pecados veniales que unos y otros cometen en el discursos de sus actividades (políticos locales, periodistas locales, funcionarios nacionales…) pero que a la larga pueden repercutir en una convivencia que se transforma en explosiva.

En definitiva, una novela interesante, bien escrita, con personajes auténticos, de carne y hueso, y con un tema que si puede parecer exagerado, en el fondo nos transmite la realidad pintada con los colores llamativos de la fábula. La cubierta del libro, en tonos azules que dan misterio al interior, es una recreación perfecta, en cuatro trazos, del contenido de la novela. Pocas veces hemos visto una portada de un libro que lleve en su única imagen el río entero de su interior palpitante. Un título y un autor con mucho recorrido desde ahora.