Manuel Criado de Val

Manuel Criado de Val

Manuel Criado de Val en su centenario (Madrid, 1917 – 2015) tiene mucho que ver con Guadalajara. De hecho, es lógico calificarle como una de las personalidades de mayor relieve que han dado vida a la provincia y conformado la identidad de Guadalajara.

Su padre era de Rebollosa de Hita, y allí pasó su infancia: desde la puerta de su casa, se veía el cerro de Hita, al fondo. Eso le marcó la vida. Luego vivió en Madrid, desarrolló su actividad universitaria en la capital, y en sus centros culturales se movió siempre con el respeto de todos.

Adquirió un molino en la Alcarria, en el valle del río Badiel, junto al monasterio de Sopetrán, y allí también disfrutó del descanso y las charlas con amigos. Su mujer Isa siempre le acompañó y ayudó en sus proyectos.

Una actividad polifacética

Centrado en el lenguaje (era filólogo por encima de todo) la actividad de Criado parecía no encontrar límites. Entre sus títulos, están los de profesor e investigador en el C.S.I.C., editor de revistas especializadas, conductor de un programa de televisión para enseñar español a los españoles, interesado en los orígenes del lenguaje llegó a escribir cientos de artículos sobre el tema. La palabra correcta, la belleza del lenguaje: esto es lo que perseguía el profesor Criado.

Literatura medieval

El interés por la lengua le llevó a estudiar a los autores antiguos, españoles especialmente, castellanos singularmente. Entró en el “Libro de Buen Amor” y allí quedó enganchado para siempre. Raptado por el estilo, por sus mensajes, por el misterio del autor. Dedicando su vida entera al estudio de las páginas y los conceptos, a la búsqueda de la identidad de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, que llegó a desvelar en teoría esencial e irrebatible.

También se ocupó de Cervantes, de su “Quijote” y de su lenguaje, de esa “conversación continua” (un diálogo clásico sin más) entre dos personajes que parecen salirse del libro y estar con nosotros: Alonso Quijano y Sancho. Y luego San Juan, y Santa Teresa, y Fernando de Rojas, y la Celestina…

Criado de Val fue el impulsor de los estudios sobre literatura española que más aplausos y reconocimientos ha recibido en América, en Europa. Sin duda una personalidad estudiosa, todavía poco estudiada. Manuel Criado de Val en su Centenario es el motivo de esta entrada.

El Festival Medieval de Hita

En 1961 cuaja la idea capital de Manuel Criado, la de trasladar a la realidad la fantasía imaginada del “Libro de Buen Amor”. Y no duda en situar en la villa de Hita, en sus cuestas y en las laderas de su cerro, el alegre bullir de los asuntos y personajes que palpitan en esa obra.

Nace así el “Festival Medieval de Hita” que él alienta durante largos años, y que afortunadamente sigue vivo todavía. Con su esfuerzo, su pasión, sus saberes. Escribiendo los textos de las piezas de teatro que se representan. Convenciendo a músicos para que creen el sonido medieval que corresponde. Llevando sillas de un lado a otro. Contándoselo a cientos, a miles de profesores norteamericanos… el Festival Medieval de Hita es la obra –titánica- de un hombre con fe, con ganas, con voluntad modélica.

La Caminería Hispánica

Otra de las ideas claves de Criado de Val, [seguro estaba de su importancia en la cultura de nuestra nación, que es cultura transmitida sobre la faz entera de la tierra] fue la de estudiar y profundizar en el tema de la “Caminería Hispánica”. Conocer los caminos, andarlos, analizarlos, mejorarlos. A través de vías romanas, de puentes, de rutas marítimas, de secuencias literarias.

El profesor Criado de Val es el creador de la definición de “Caminería” que finalmente recogió la Real Academia Española. Y es esta: Caminería. f. Suma de los elementos que componen el camino, el caminante y su entorno.
2. Estudio de las vías de comunicación, de su relación con el entorno geográfico y social y con los itinerarios históricos y literarios.
Está claro que la Caminería Hispánica es la suma de los elementos que componen los caminos, los caminantes y sus entornos a lo largo y ancho de España, de toda la América que habla español y de toda aquella tierra del mundo por donde lo hispánico, en modo muy general, ha tenido su voz y su influencia.

Decenas de Congresos, miles de congresistas

En Guadalajara inició los Congresos Internacionales de Caminería Hispánica, que llegó a celebrar (primero en Pastrana, luego en Guadalajara, y al final se expandieron con ediciones en París, en México, en l’Aquila (Italia), en Buenos Aires, en Cádiz…) y a conglomerar en su torno a cientos de investigadores, estudiosos del idioma, de la geografía, del arte, a ingenieros y políticos… debería ser considerado este tema como uno de los cementos que más han colaborado a la consolidación de la “marca España” y a su relevancia cultural contemporánea.

Todos los Congresos de Caminería han quedado registrados, con sus aportaciones, en libros voluminosos de actas, en discos digitales, en memorias de unos y otros. Finalmente, el gran “Atlas de Caminería Hispánica” remató esta ingente tarea de don Manuel.

Los libros de don Manuel

Un filólogo practicante, un apasionado de las letras, al fin es lógico que él mismo acabe construyendo mundos nuevos que cuajan en libros. Entre la multitud de obras que dejó escritas y publicadas, conviene aquí relacionar las más directamente afectas a Guadalajara.

Sin duda sería la “Historia de Hita y su Arcipreste” la obra capital, en este sentido local y querencial, de don Manuel. Primera edición de Editora Nacional, en 1976, que agotó sus existencias pronto porque se regaló mucho. Y segunda edición, de Aache , en 1999, que suma adeptos cada vez que alguien nuevo la lee: es la historia de la villa, de sus gentes, y el análisis definitivo de su Arcipreste.

También dedicó a Cervantes numerosos estudios, al Quijote, a las Novelas ejemplares. En “Don Quijote y Cervantes, de ayer a hoy” reúne numerosos artículos publicados antes en revistas filológicas, erigiendo una teoría nueva sobre la gran novela cervantina, considerándola un clásico diálogo.

Y en relación con la tierra alcarreña, es fundamental recordar el primer tomo (el único editado) de sus “Obras Completas”. En casi mil páginas, se incluyen las más de treinta obras y versiones clásicas teatrales representadas en los Festivales Medievales de Hita a lo largo de los años.