En el centenario de Valdevacas

800 años de Valdevacas, «nuestro lugar amado»

Doy por centenariado, por recordado, por destacado, este lugar de la Alcarria más pura, este Valdevacas situado, (hoy despoblado, apenas el viento…) en la meseta que media entre Valdegrudas, Caspueñas, Aldeanueva, Valdesaz, Archilla….

Y es que en enero de 1221, hace exactamente 800 años, el Arzobispo de Toledo reconocía como suya esta tierra, esta posesión, y entraba en ese momento a pertenecer a la historia, a ser registrada en los anales de nuestra tierra. Criado de Val, autor de esa gran “Historia de Hita y su Arcipreste” que tantas noticias entrega sobre la Alcarria, nos descubre ese documento, ese momento y esos inicios.

Valdevacas es un lugar (despoblado antiguo) en plena Alcarria del Tajuña, entre Valdegrudas y Aldeanueva de Atienza, donde hace ya 800 años los arzobispos de Toledo lo declaraban por suyo, y años adelante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, y autor del «Libro de Buen Amor» lo tenía por suyo, y preferido.

“Valdevacas es un topónimo muy destacado en la precisa y extensa geografía del Buen Amor”. Así nos dice el profesor Criado, y añade que en la «Pelea» o Combate de Don Carnal contra Doña Cuaresma, se llama «nuestro lugar amado» a uno de los pocos lugares cuya identificación estaba dudosa.

El proceso de la instalación de los Arzobispos toledanos en una amplia zona, entremedias de las tierras de Hita y su vecina Guadalajara, se puede seguir en la documentación de los Cartularios a partir del año 1221. En el documento 391, de 23 de Enero de ese año, leemos: «el Concejo de Guadalajara hace donación a Don Rodrigo, Arzobispo de Toledo, y a sus sucesores, de Trijueque y sus territorios…» Esta donación, en la que también aparece citado Valdevacas, se ve rápidamente ampliada con aldeas y territorios pertenecientes a la «tierra de Hita».

Y en un documento de 25 de junio de 1221, aparece la descripción precisa de Valdevacas: «Acuerdo entre Don Rodrigo, Arzobispo de Toledo, y el Concejo de Hita sobre la dehesa del monte situado entre Valdesaz, Caspueñas y Archilla, aldeas de Hita [en ese momento]. Según el acuerdo, el monte que hay entre Encinilla [lugar desaparecido] aldea sobre el valle del Tajuña, próxima a Archilla y Valdevacas, según se va hacia la calzada principal [strata maior] se declara propiedad del Arzobispo. solamente podrán cortar leña en ese monte los hombres que el Arzobispo tiene en su casa de Archilla». Así se lee en el “Cartulario de Toledo”, pág. 354.

Situar el cuartel de Don Carnal en un lugar como Valdevacas, con montes y dehesas, entre los valles del Tajuña y el Ungría, próximos al paso de la cañada real, responde a una lógica,y ahora a una certeza histórica. Porque aparece en los documentos que dicen que toda aquella tierra, señorío de los arzobispos, era el lugar donde Juan Ruiz caminaba, holgaba y escribía. Era, pues, su “lugar amado”. Del que ahora podemos decir (por ser llamativos en el concepto de las memorias) que cumple su Octavo Centenario.

Doy por centenariado, por recordado, por destacado, este lugar de la Alcarria más pura, este Valdevacas situado, (hoy despoblado, apenas el viento…) en la meseta que media entre Valdegrudas, Caspueñas, Aldeanueva, Valdesaz, Archilla….

Y es que en enero de 1221, hace exactamente 800 años, el Arzobispo de Toledo reconocía como suya esta tierra, esta posesión, y entraba en ese momento a pertenecer a la historia, a ser registrada en los anales de nuestra tierra. Criado de Val, autor de esa gran “Historia de Hita y su Arcipreste” que tantas noticias entrega sobre la Alcarria, nos descubre ese documento, ese momento y esos inicios.

“Valdevacas es un topónimo muy destacado en la precisa y extensa geografía del Buen Amor”. Así nos dice el profesor Criado, y añade que en la «Pelea» o Combate de Don Carnal contra Doña Cuaresma, se llama «nuestro lugar amado» a uno de los pocos lugares cuya identificación estaba dudosa.

El proceso de la instalación de los Arzobispos toledanos en una amplia zona, entremedias de las tierras de Hita y su vecina Guadalajara, se puede seguir en la documentación de los Cartularios a partir del año 1221. En el documento 391, de 23 de Enero de ese año, leemos: «el Concejo de Guadalajara hace donación a Don Rodrigo, Arzobispo de Toledo, y a sus sucesores, de Trijueque y sus territorios…» Esta donación, en la que también aparece citado Valdevacas, se ve rápidamente ampliada con aldeas y territorios pertenecientes a la «tierra de Hita».

Y en un documento de 25 de junio de 1221, aparece la descripción precisa de Valdevacas: «Acuerdo entre Don Rodrigo, Arzobispo de Toledo, y el Concejo de Hita sobre la dehesa del monte situado entre Valdesaz, Caspueñas y Archilla, aldeas de Hita [en ese momento]. Según el acuerdo, el monte que hay entre Encinilla [lugar desaparecido] aldea sobre el valle del Tajuña, próxima a Archilla y Valdevacas, según se va hacia la calzada principal [strata maior] se declara propiedad del Arzobispo. solamente podrán cortar leña en ese monte los hombres que el Arzobispo tiene en su casa de Archilla». Así se lee en el “Cartulario de Toledo”, pág. 354.

Situar el cuartel de Don Carnal en un lugar como Valdevacas, con montes y dehesas, entre los valles del Tajuña y el Ungría, próximos al paso de la cañada real, responde a una lógica,y ahora a una certeza histórica. Porque aparece en los documentos que dicen que toda aquella tierra, señorío de los arzobispos, era el lugar donde Juan Ruiz caminaba, holgaba y escribía. Era, pues, su “lugar amado”. Del que ahora podemos decir (por ser llamativos en el concepto de las memorias) que cumple su Octavo Centenario.