|
Andrés BERLANGA AGUDO
Labros (Guadalajara) 1941. - Madrid, 2018
Escritor, novelista, periodista.
Durante siete años como profesor de la Escuela de Periodismo.
Colaboró en el diario Ya y en la Agencia Logos,
hasta que en 1974 se incorporó a la Fundación Juan March,
donde ha dirigo durante 40 años el Servicio de Comunicación
y el boletín literario Saber Leer.
Ha recibido los premios "Club de España de Méjico" de periodismo
y "Familia Española" de cuentos.
Su obra más conocida es La Gaznápira,
una novela de ambientación rural.
José Esteban escribe de Andrés Berlanga en
La lenta e implacable destrucción de
un pueblo castellano,
publicado en La Gaceta del Libro, Madrid, 1984:
Presenta Andrés Berlanga la sobriedad y contención
propias de los escritores meseteños y, cómo no, la influencia de su profesión en el
estilo, accesible y comunicativo, siempre en la tradición del realismo crítico. Un
estilo depurado y su alta preocupación por el lenguaje literario le han permitido crear
una serie de parábolas en las que se mezcla la ambición de configurar un mundo que es
figuración de otro ya existente y la necesidad de airear algunas técnicas narrativas
propias de la novela contemporánea.
Y el mismo José Esteban en Escritores
Españoles Contemporáneos, Madrid (Celesa, 1991) dice
de La Gaznápira: Con la escusa narrativa de siete historias
anecdóticas, La gaznápira nos cuenta, implacable, la destrucción de un pueblo
castellano, como ha pasado con tantos otros, hasta convertirse en uno más, habiendo
dejado en ese lento período de destrucción su vivir y su lenguaje. Porque quizá para su
autor, Andrés Berlanga, un pueblo es solamente el lenguaje que habla. A través, por
ello, de una sutil tela de araña narrativa, la novela nos va cautivando, con el uso de la
memoria (uno sin memoria no es nada, nos dirá uno de sus protagonistas), uniendo y
separando dos vidas que siempre corren paralelas: la de la protagonista, esa soñadora
pueblerina y el discurrir del pueblo, en ese largo camino hacia la destrucción, de lo que
la periodista y algún habitante, los más lúcidos, son conscientes.
El hecho mismo que su título, La
gaznápira, sea ya un adjetivo de raro uso y difícil
pronunciación (según la Academia, gaznápira significa, palurda, pueblerina,
que se queda embobada con cualquier cosa), nos indica cuál es el principal objetivo del
autor: la recuperación narrativa de un lenguaje, rico, clásico y variado, personal del
pueblo donde ha nacido y que va a morir con el propio pueblo. Se produce una síntesis
entre lenguaje y pueblo, de difícil separación, en la que no sabemos qué importa más
al narrador y a los lectores, si la pérdida de uno y otro. Tal vez por ello como se ha
apuntado, estos singulares personajes que habitan Monchel nos parecen verdaderos porque
verdadero es su lenguaje. Esas dos vidas paralelas narradas, la de la gaznápira y la del
pueblo, visto a través de unos recuerdos que se entrecruzan en una vuelta atrás y una
vuelta adelante, entre lo que pasa en Madrid y en España, y lo que no pasa en el pueblo,
allá en la Castilla que linda con Aragón, va dándonos una visión totalizadora de una
época y un tiempo, marcados por el signo de una larga y también implacable dictadura, a
la que vemos destruirse del mismo implacable modo con que el tiempo va a llevarse una
cierta clase patriarcal de vida y el lenguaje, también patriarcal, con que esa vida se
expresaba. Quizá podría decírsenos que nada importante se nos cuenta, que las
anécdotas del pueblo son sencillas, pero ahí también está el logro narrativo del autor
(paisano por más señas). Porque en su elementalidad son extremadamente representativas y
suponen el conocimiento de lo que ha sido la vida en esos entrañables pueblos
castellanos, con sus luchas, sus odios implacables, su ir tejiendo y destejiendo la vida,
el discurrir del tiempo sobre hombres y cosas, y sobre todo el lenguaje que para ello,
tanto para odiar como para amar, estos hombres usaban. Por eso en la defensa de ese modo
particular de vida, puede notarse en el autor una especie de concomitancia con el mundo
que otro castellano, si bien de la Castilla del norte, viene largamente expresando: la
destrucción de la Arcadia feliz, si bien uno y otro autor también conocen y saben que la
lucha por la existencia tiene en esa Arcadia su parte de drama: en
Monchel unos vecinos no se
hablan con otros y la envidia, esa maldición tan española, aflora constantemente. La
sorpresa, pues, ante esta novela y ante su autor no puede ser más agradable. La primera
recrea un entrañable mundo que se ha ido para siempre y el segundo, el autor, se nos
muestra dueño de un lenguaje variado, que huye del casticismo, en lo que suelen caer
muchos escritores cuando se acercan al mundo rural por falta de sabiduría y conocimiento
de las dificultades que ese lenguaje, aparentemente sencillo, encierra."
En el Otoño de 2013, Andrés Berlanga
sorprende a todos con un nuevo libro, que titula "Sucesos"
y que supone un ejercicio literario de análisis agudo y preciso sobre la
sociedad española actual.
Leer más.
BIBLIOGRAFÍA principal de Andrés BERLANGA
Barrunto, Madrid : AZ, 1967 (Col. El Surco Derecho)
Pólvora mojada, Barcelona : Ediciones Destino, 1972 (Col. Ancora y Delfín)
El Año Literario Español 1977, Madrid : Castalia, 1977 (Col. Literatura y Sociedad)
La
Gaznápira, Barcelona : Noguer, 1984
Del Más Acá, Madrid: El Observatorio, 1987
"Sobre el cuento", Ínsula, 495, Madrid, 1988
Recuentos, Madrid : Compañía Europea de Comunicación e Información, 1991
"Españoles todos", en Cuento Español de Posguerra, Madrid : Cátedra,
1994 (5ª ed.).
"Sucesos". en colección Mar
Adentro de Editorial Amarú. Salamanca, 2013.
[Return to Alcarrians
Distinguished - Main Page]
© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara
aache@ono.com- octubre 12, 2013
|
|