Poeta. Rapsoda. Actor. Florencio Expósito, un poeta de cuerpo entero Florencio Expósito García nació en Guadalajara el 12 de Junio de 1.938.Inició estudios en el Seminario Conciliar de Talavera de la Reina pasando posteriormente a Toledo hasta 2º de Filosofía. Es miembro activo de la Asociación Cultural "Antorcha", desde 1955, realizando como actor más de sesenta obras teatrales. Es director del grupo de teatro "Azuqueca Nueva Ilusión". Es miembro activo del grupo "Mascarones", dedicados a concebir y plasmar el Carnaval en Guadalajara. Es miembro de la Asociación Mundial de Escritores. Es miembro de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha. Está incluido en la Antología de Poetas Españoles e Hispanoamericanos de hoy. Es colaborador, dentro de la provincia, en encuentros poéticos y representaciones escénicas. Es colaborador en varias revistas de difusión nacional e internacional. Es presentador y rapsoda. Libros publicados: Libros inéditos: He aquí uno de los cuentos de "Las Mil y Una Noches" puesto en verso por Expósito García: LIBRO DECIMOCUARTO - LAS ANGUILAS DE LA LUJURIA Refieren residía en El Cairo hombre joven, Wardán de nombre que, diestro, oficiaba de carnicero vendiendo ricos cuartos de carnero. Diariamente, entraba moza en la tienda de fastuosa fachenda; empero, con ojos muy fatigados y rasgos arrugados. Siempre era acompañada por muchacho cargando gran capacho; elegía trozo tierno y criadillas pagando con áuricas monedillas que pesaban dos dinares o más; metía su compra con las demás y recorría concurrido zoco parándose en toda barraca un poco adquiriendo cualquier trivialidad a cada mercader. Así, continuó larga temporada hasta que el jifero (matarife, carnicero), cierta jornada, intrigado de tal comportamiento; por su semblante; su enmudecimiento, planeó indagar razones para reprimir elucubraciones. Halló precisa ocasión que buscaba: temprano, vio pasaba, andando por delante, servicial trajinante de pálida mozuela.
Le paró en semi entornada cancela y puso limpia testa de mardano (carnero) estupendo en su mano. ¡Amigo, mandadero, advierte al cocinero no tueste demasiado esta cabeza; perdería substanciosa pureza¡ Bella dama, ¡recadista querido!, que te emplea, me tiene sorprendido. ¿Cuál es su identidad? Di, ¿por casualidad conoces fin de tantos compañones? ¿Por qué ostenta demacradas facciones? También me envuelve intriga quisquillosa; no obstante, por tu ayuda generosa con pobres como yo, te indicaré algo. Una vez acabó adquisiciones, compra aun, en bazar del mercante nazareno, un dinar de rojo vino añejo. Caminamos, dejando el portalejo, cara a jardines de augusto visir donde, antes de seguir, me venda con su velo enérgicamente llevándome, lentamente, hacia luenga escalera por cuyos tramos baja lisonjera para, descargando pleno cestillo, entregar concertado dinerillo y conducirme, cambiando de cesto, al enrejado puesto. Allí, se despide, condescendiente, hasta el día siguiente.
¿Desconoces interior del local? Nos detenemos al pie del umbral y jamás conocí alojamiento; menos, gastronómico tratamiento de chicha, morapio, frutos y velas; o para quién opalescentes telas. Tu simple ingenuidad intensifica mi perplejidad. Dejó al porteador viendo entraba un cliente procurando despacharle paciente. Con semejable horario y afín itinerario, presentóse aquella desconocida por el mismo trajinero seguida. Rumió: "¡He de conocer lo que quiero saber!" Cuando exangüe mocita se alejó con géneros adquiridos, confió mira a su dependiente siguiéndola cautamente. De esta forma celosa deambularon afluyendo en frondosa embocadura donde, resguardado, esperó, tras selvático arbolado, tornara, por ajardinada vía, el ganapán con la cesta vacía. En efecto, vendado y por ella orientado, regresaron a principal entrada. Enseguida, cauta, inició tornada. Entonces, emergió del escondrijo y, descalzo, al cobijo de fronda paralela, acechó a taciturna damisela. Arribó ante peñasco, apresurada; palpóle, acostumbrada, y, ¡Dios!, de giro brusco, agrietóse gigantesco pedrusco desapareciendo, en un santiamén, bajo tierra. Con latidos a cien, continuó seguimiento. He aquí confesado atestiguamiento: "Descendiendo, no reconocí nada en negrura simada; pronto, noté difuso corredor y extenso resplandor. Le crucé, sin calzado, compareciendo en férrea portalada, percibí gruñidos y risotada Advertí detrás de la cerradura, anormal coyuntura: observé, sobre diván encumbrado, a la zagala y mono agigantado haciendo libertinas contorsiones con fijas palpaciones. Febril, despojóse de indumentaria tendiéndose, procaz, peticionaria; y corpulento simio, sin tardar, la cubrió de guisa espectacular. A su brazo aferrada, copuló una decena continuada otorgándole, ebriamente rendida, prestación comedida Quedaron inconscientes, derrumbados; yo, con mis preceptos soliviantados. Súbito, escuché anímica intuición: "¡Ahora o nunca; es propicia situación!" Empujé con el hombro, animosamente, penetrando en la sala furiosamente sosteniendo ocultado cachetero (cuchillo corto) propio de tablajero (Carnicero). Ágil, me abalancé sobre desfallecido chimpancé decapitando, con brutalidad, de golpe firme, su vitalidad Extraña fortaleza, imbuida en velluda naturaleza, apareció entre ruidosa agonía retumbando contigua galería hasta el punto que, exhausta doncellita, viendo escena descrita y ensangrentado cuchillo inquietante, desencadenó grito impresionante Pensé verla agonizar sin remedio; mas, mirándome aplacador en medio, recuperó su aliento y, fría, me reconoció al momento. ¡Voto a Dios!, Wardán cruel, ¿Así tratas a parroquiana fiel? ¿Acaso no hay racional elemento qué rebuscas turbio procedimiento? Oye, ¡juez ignorante!, impulso dimanante; disculparás conducta, posiblemente, que juzgas desvergonzada al presente Sabrás soy hija única del visir. Hasta los quince años pude vivir apacible en palacio. Cierta tarde, mientras breve solacio, un negro me enseñó cuanto había que aprender, y tomó de mí lo que podía arrebatar. ¡Qué goce singular! Créeme, no existe bálsamo mejor para enajenarnos nuestro interior, máxime, si el terreno ha sentido ingente abono moreno esa, Primera vez. ¡óptima placidez! No te sorprenda, pues, fuera al encuentro; mi coralino centro quedó tan excitado que se hizo, desde entonces, obligado lo regase negruno pistolón a todas horas, sin interrupción. Casual, murió en rutinaria tarea; con él, mi panacea. Detallé aciaga pena, inconsolable, a vieja venerable, instructora en la infancia Estudió circunstancia. Solamente le puede reemplazar, hija mía, cuadrúmano ejemplar. Nadie le iguala asaltos en el mundo; ¡un mono es más fecundo! Me dejé persuadir. Prestigioso ferial, al discurrir de frente a palaciega balconada volatinera cáfila variada con tieso domador sobre solípedo multicolor, desplegué atrevimiento salvaguardia de hastiado desaliento. Entre los animales amansados que hacían volatines acordados, descollaba antropoide de pelambre negroide Descubrí mi rostro visto y no visto; y el orangután.. listo., separó ligadura cruzando callejuelas con premura; dio grandioso rodeo y, por rosaleda posterior, creo, embocó palacete y el claustro, franqueando, en un periquete, mi alcoba do, efusivo, me contorneó y desnudó expeditivo copulando diez veces seguidamente mientras lengüeteaba mi boca ardiente. Apenas transcurridos cuatro meses afluyeron reveses: mi padre supo absurdas relaciones y temí lógicas repercusiones. Entonces, como no podía excluir expansión, mandé oculta cripta abrir. Yo personalmente le abastecía refinada manía: suculento cuarterón de rumiante y genital fragante! hasta hoy en que inconmovible destino pautó tu desventurado camino. ¿Quién mitigará ardor si mataste a brioso cabalgador? Ten, ¡mi señora!, la seguridad podría sustituir necesidad Cotejarás vigor de ilustre montador. Por cierto, aquel crepúsculo y sucesores, con brío mayúsculo, hube de establecer, amatoriamente, alabancia insolente Sin embargo, no pude prolongar mucho pauta dispar; iba perdiéndome en sumidero hondo. Ella, nutría apetencia sin fondo. En tan embarazosa tesitura, requerí compostura a otoñal curandera habilidosa en poción milagrera para anormalidad de ingobernable solubilidad ¡Considerada tía¡, ruego, con cortesía, prepares salutífero brebaje que insaciable incontinencia rebaje. Detallista, puntualizó incidentes, a entrambos concernientes. ¡Resultará hacedero! Flemática, tomó ovoide puchero echando doce gramos de altramuz, gotas de vinagre, con acritud, tres onzas de lúpulo desecado y hojas de digital recién cortado. Vigiló hirviera una hora a fuego lento tamizando residual sedimento. ¡Está sanalotodo preparado! La condujo a secreto abovedado. Es reditual, cubrición prolongada; que caiga desmayada. Muy diplomáticamente, retiróse a camareta adyacente e hice insinuación con acertamiento; perdió el conocimiento. Presurosa, irrumpió en la habitación calentando prevenida cocción y llenó dos cobrizas escudillas poniéndolas entre sus pantorrillas. Experta, propinó fumigaciones invadiendo pudorosos hondones que alcanzaron radical objetivo pues, violentamente, consecutivo, expelía dos bichos alargados serpenteando abestiados. Los contemplé y puse en sendas bateas; eran anguilas feas, una de fuliginoso pigmento y la otra de color amarillento. ¡Eleva loas al sumo Arquitecto!; ha deparado efecto. Deformes lampreas agonizantes son claros resultantes de ansioso desenfreno con viril sarraceno y toroso gorila. Ya vivirá tranquila disfrutando de temple escrupuloso sin sufrir apetito lujurioso. Al cobrar pulsadas, efectivamente, apuntó disposición abstinente; incluso, la noté irreconocible con perfil juvenible No cuestioné sugerir esponsales; ella, complacida de mis modales, condescendió y vivimos venturosos, entre regocijos maravillosos, después de recoger curadora mujer, responsable de la satisfacción, que nos confié mágica solución! ¡Sea inmortal Viviente sublimado, regidor de cosmopolita estado! Concluyó Scheherezade historieta abreviada. Tal es, ¡oh mi preeminente sultán!, cuanto conozco de cochura arcana aplicable a doncellas con tendencia bigarda. Ojalá, otrora, hubiera descubierto receta acomodada para sahumar maldita mujerzuela a quien pillé, en asistida ruzafa, con esclavo negral, motor de infelicidad habituada. ¡Deja chismes científicos; expón esta noche diferenciada gesta, si te es posible. ¡Siento mi animosidad aplanada! [Panel de Alcarreños Distinguidos - Página Principal]© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara |