Roberto Mangas | Manuel Martínez, ese gran y desconocido poeta | El Decano de Guadalajara, 19 abril 2002 Corría
el año 1849, cuando un 21 de abril nacía en Azuqueca un niño al que se le
impuso el nombre de Manuel Anselmo. Hijo de una salmantina, Sabina González,
casada con un guardia civil gallego, Juan Martínez, Manuel ha pasado a la
historia por ser el único poeta que ha dado la villa en toda su historia.
Con una calle dedicada desde 1990, donde se encuentran los institutos San
Isidro y Arcipreste de Hita, el poeta Manuel Martínez, que sólo vivió
seis años en nuestra localidad, fue referente de las letras gallegas
durante el último tercio del siglo XIX, en que le fue concedida la
Encomienda de Isabel la Católica. Su temprana muerte, recién cumplidos los
45 años, impidió que este hijo de Azuqueca siguiera con su meteórica
carrera literaria, lo que a buen seguro le hubiera supuesto un mayor
reconocimiento social. Se
da la circunstancia de que Manuel Martínez llegó al mundo en Azuqueca
porque su padre, guardia civil, se encontraba destinado en nuestra
localidad. Como detalle curioso, no reflejado en el texto que se presenta
hoy, podremos decir cine su nacimiento en 1849 se debe, en parte, a otro
azudense, el general de brigada Teodoro Camino Alcobendas (26-03-1822 a 13-11-1889).
Este militar azudense fue partícipe de la fundación de la Guardia Civil
durante el gobierno de Narváez en 1844, lo que dio lugar a que Juan Martínez,
padre del poeta y natural de El Ferrol, llegara destinado como agente del
Instituto Armado hasta Azuqueca. Manuel
Martínez tan solo vivió seis años, hasta 1855, en nuestra villa, que
por entonces tan solo contaba con 82 casas en estado ruinoso y sin
alineación callejera, con excepción de la calle Mayor (Azuqueca de
Henares, ayer y hoy en su historia, Pedro Valdivieso). Con un censo total
de alrededor de 292 personas, la población es una pequeña aldea
polvorienta cruzada por los caminos de Zaragoza y de Pamplona, pero que
pronto experimentaría una pequeña explosión demográfica gracias a la
construcción de la línea férrea Madrid-Zaragoza, alrededor de 1860. Destinado
su padre a Santiago de Compostela, Manuel Martínez abandona
definitivamente la villa que le vio nacer, no constando documentalmente
que volviera por aquí, si bien es cierto que, tras iniciar los estudios
de Derecho en la facultad compostelana, los culminó a los 22 años en la
por entonces denominada Universidad Central de Madrid, lo que no descarta
alguna visita al municipio alcarreño. Manuel
Martínez, que llegó a ejercer de notario, escribe versos desde muy
joven, afición
que combina con la elaboración de un tratado jurídico notarial sobre
foros. Autor muy premiado en su época, ganó diez primeros premios en
otros tantos concursos poéticos, uno de ellos presidido por el rey
Alfonso XII y su esposa la reina Cristina. Por tal motivo fue nombrado «Caballero
Hospitalario de Número», siéndole concedida la Encomienda de Isabel la
Católica. El
libro que se presenta hoy (con una portada algo confusa, en la que el título
del romance y el nombre del autor pueden llegar a inducir a error),
contiene el único poemario de Manuel Martínez en castellano, Romance
de Ferrán Pérez Churruchao, ya que el resto fueron escritos en la
lengua de sus padres, el gallego, que, junto con el italiano, fue la que
mejor dominó. Con la salvedad de que antes de morir quiso hacer desaparecer
toda su obra, aún nos quedan algunos versos recogidos en un único
libro, Poemas gallegos, aunque, según el propio poeta, solo «las
repetidas instancias de mis amigos me deciden a publicar la presente
colección de poesías». Advirtiendo
que no escribe por vanidad, Manuel Martínez se acerca la realidad social
de la época con versos como la «Oda a Alfonso XII», en la que denuncia
el caciquismo y las penalidades de los campesinos; o la emigración, con
«Os que quedan e os que van», tema que reitera en el poemario «O probe»,
donde expresa el abandono de un hijo
por su padre para poder emigrar a América. Otros títulos como «A
fiada», o «A romería», completan un cuadro costumbrista, en palabras
de López-Barxas, quien recuerda también el sentimiento amoroso de
algunas poesías del homenajeado. Así, señala «Cantares de Aldea» y
«Cantares gallegos», que, según el autor, recuerdan algunos poemas de
Rosalía de Castro. Respecto
al Romance de Ferrón Pérez Churruchao, ahora editado por el
Ayuntamiento de Azuqueca, se trata de un poemario publicado en la
revista «Galicia», en los números de marzo a mayo de 1887, y con el que
Manuel Martínez había conseguido cuatro años antes una corona de Oro
y Plata en el certamen literario de Vigo. Narra
la historia de los asesinatos en 1366 del arzobispo de Santiago, Suero Gómez
de Toledo, y del deán de la catedral, Pedro Alvarez, a manos del noble
Ferrán Pérez Churruchao, que vengaba así la muerte de su padre a manos
de ambos. Se cerraba con ello una turbulenta historia de amores no
correspondidos entre el mitrado y la madre del joven asesino. Con bellísimas
ilustraciones de Manuel Matas, el Romance de Ferrán Pérez
Churruchao seguro que atraerá la atención de todos aquellos que
puedan disfrutar de su lectura, azudenses o no. [Panel de Alcarreños Distinguidos - Página Principal]© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara |
||