|
![](libro.gif)
Felipe Mª OLIVIER LÓPEZ-MERLO
Escritor. Narrador de viajes y
leyendas.
Periodista. Conferenciante.
Guadalajara (1924) -
Madrid (2009)
Autor de numerosos libros, y ameno conferenciante.
Olivier,
la pasión por la leyenda
por Santiago Barra
(en El Decano,
Guadalajara, 1 junio 2001)
Felipe María Olivier
López-Merlo (Guadalajara, 1924) lleva escritos una docena de libros, la
mayoría sobre tradiciones y costumbres de la provincia, de la que es un
conocedor profundo. Hablar con él es una pura delicia, aunque la
conversación nunca se sabe por donde puede derivar porque a unos temas se
van sucediendo otros, salpicados de anécdotas y curiosidades de todo
tipo. Nuestra charla, más que una entrevista, tiene como marco la
biblioteca de la Casa de Guadalajara en Madrid y la excusa es la
publicación de su último libro Historias
y Leyendas de Guadalajara, publicado por la editorial Aache.
Felipe vivió en Guadalajara hasta el comienzo de la guerra civil. La
tragedia que sacudió el conflicto acabó con su familia en Atanzón,
pueblo en el que Felipe pasó los tres años de la guerra. Justamente al
terminar aquella murió su padre, un catedrático del Instituto
correligionario de los liberales de Romanones, que fue teniente alcalde
del Ayuntamiento de Guadalajara y presidente de su comisión gestora
durante los dos meses previos al alzamiento militar. La familia se
trasladó a Madrid huyendo de la dura postguerra, entró a trabajar en
Standard Eléctrica y nunca más regresó a Guadalajara como vecino.
"Empecé a escribir por amor a nuestra tierra. Quizás he sentido una
nostalgia por no haber vivido en ella, que me ha marcado. Muchas veces
pienso que si hubiera seguido en Guadalajara, tal vez no hubiera sentido
la necesidad de escribir".
La nostalgia fue en su caso un acicate y la correspondencia de Felipe
María Olivier hacia su tierra, generosa. Su primer libro fue Historia
de Atanzón, escrito en homenaje al pueblo que le acogió en la
guerra, en él que describe las anécdotas de la vida del campo, vistas a
través del ojo de un niño de la ciudad. Luego pegó un salto cualitativo
con Viajes y andanzas de un alcarreño,que en
su día tuvo una cierta polémica porque coincidió con el Viaje
a la Alcarria de Cela. Felipe puntualiza que él lo escribió
antes. Más adelante publica Crónicas de la Infancia,
otro libro costumbrista que retrata la Guadalajara de su infancia hasta el
comienzo de la guerra civil.
-Los meses de la guerra están en blanco, y posiblemente algún día los
completaré pero no he querido hacerlo mientras viva. Tiene una espina
clavada, la distribución que ha tenido en Guadalajara La
Roma desconocida, un libro de viajes sobre la capital italiana, que
llegó a presentar al mismísimo Papa Juan Pablo II. Cuentos
de antaño, mieles de hogaño, Rollos
y picotas, Por el camino de Santiago
hacia la Guadalajara del futuro, son otros libros de raíz
guadalajareñista. Sobre este último tiene un montón de anécdotas.
- Bris está cogiendo ideas de él.
- ¿No me diga?
El libro en cuestión, entre la ciencia ficción y el género histórico,
cuenta la historia de unos peregrinos de Guadalajara que son capturados
por un platillo volante y acceden a la Guadalajara del futuro.
- Allí digo que el palacio del Infamado se ha convertido en biblioteca.
Que el Ayuntamiento se ha ampliado y que a través de un arco, se puede
bajar otra vez a la plaza de Dávalos. Me parece que lo están haciendo,
pero sin arco y escaleras.
Ciertamente que así es. En su libro, Felipe imagina también una plaza
Mayor que ha vuelto a recuperar los soportales en todo su perímetro. Le
comento que se va a rehabilitar también el lateral donde estaba la tienda
de los Martínez, aunque no me consta que vuelvan los soportales. Pero lo
que más me llama la atención es su visión sobre la plaza de Bejanque.
-Escribí que en el centro de la plaza hay un monumento al Arcipreste de
Hita. Donde ahora está la famosa fuente.
Mejor no hablar de ello. También imaginó a la fábrica de paños de
Brihuega convertida en parador de turismo. Y en ese empeño están
todavía en el presente.
La Carrera
Su
última obra, Historias
y leyendas de Guadalajara, presentada en la reciente Feria del Libro
de Madrid, está escrita al calor de los cuentos y leyendas que su madre
les contaba de niño. Felipe hace distinción entre cuento y leyenda,
y lo diferencia en que la leyenda tiene cosas reales, que él ha vivido o
escuchado desde niño, aunque se complete con una cierta dosis de
fantasía. Él no tiene reparos en reconocer que se ha permitido la
licencia de buscar vínculos para formar una historia, de tal suerte su
lectura sea más amena y accesible a todos los públicos. No estamos por
lo tanto ante un tratado de historia, aunque en él encontrará el lector
muchas historias legendarias que se siguen con facilidad e interés. Otros
capítulos se ciñen más fielmente a los hechos históricos, como aquel
dedicado a la calle de la Carrera, en Guadalajara, que Felipe Olivier
aprovecha para hacer una interesante descripción de la ciudad medieval.
-Todas las filas de casas construidas hoy en día entre la calle de La
Mina y la Carrera antiguamente no existían. Desde la puerta de Bejanque,
que sólo conserva uno de sus arcos, partía un lienzo de muralla recto
hasta encontrase con su torre gemela del Mercado. Ambas fueron destruidas
lastimosamente en pro de un hipotético ensanche. Las eras estaban, en lo
que hoy es La Concordia. Frente a la puerta de Bejanque se situaba el
convento de Santa Ana, que aglomeraba a su vera al Arrabal del Agua y
allí comenzaba la Carrera.
El relato incluido en el libro se remonta a la época de Alfonso X el
Sabio y a una ordenanza que favorecía la tenencia de caballos de batalla,
eximiendo de tributos a aquel hidalgo que los poseyera. Para conseguir
este propósito mandó celebrar todos los años un alarde o revista
militar. Se tomó la costumbre de celebrarlo frente a la muralla, en la
Carrera de San Francisco, y tan lucido resultó que el rey Alfonso XI,
impresionado por lo que había visto desde niño, lo institucionalizó
creando la Real Orden de Caballeros de la Banda, que desfilaría todos los
años para San Miguel.
Felipe María Olivier escribe también una curiosa leyenda sobre el
torreón del Alamín y la fuente de la Alaminilla.
-La fuente tenía un medallón con un caballero, lanza en ristre, y lo he
relacionado con la conquista de Guadalajara en el 1085 la noche de San
Juan. Son dos o tres historias distintas.
Hablo de que en los tiempos de la Wad-al fayara morisca vivía en un
torreón, que ahora conocemos como del Alamín, un anciano venerable que
debía respeto a su señor natural, el valí o gobernador de la villa.
Esta lealtad superior hizo que le nombrarán alamín, cargo de confianza
que entre los moros equivalía a inspector de pesos. La Alaminilla era la
hija de Alí y cuento la leyenda de su amor con un doncel llamado don
Gonzalo, que acabo relacionando con la toma de Guadalajara gracias a un
molde que hizo la chica de la llave de la puerta de la Feria por la que
entraría Alvarfáñez.
Abrazamozas, la Cotilla,
la afrenta de Corpes...
La
leyenda del callejón de Abrazamozas y el palacio de la Cotilla es otra de
las más populares y conocidas por todos los guadalajareños. Aunque el
nombre no se hizo oficial en el callejero hasta los años 70, todos hemos
oído desde chicos que en el lugar se apostaban los mozos para salir al
paso de las mozas rezagadas que venían de la fuente, con el cántaro a la
cadera. Olivier relaciona esta leyenda con el nombre de La
Cotilla, el palacio que estrecha precisamente el callejón:
- La Cotilla es una prenda que una moza
prendió en uno de esos lances.
Olivier anduvo mucho de niño jugando por los jardines del Palacio y
todavía recuerda a Romanones, amigo y jefe político de su padre,
dándole siempre una moneda de dos reales de plata *para caramelos+. En su
libro Cuentos de antaño..., relata una de
las más famosas y celebradas anécdotas atribuidas al Conde:
-Uno de los espoliques que iba con el Conde de caza -él siempre montaba
en un pollino-, se atrevió a criticarle y le dijo que con todo el dinero
que él tenía, por qué no lo repartía entre los españoles )Cuánto
dinero crees que tengo? le replicó el Conde. El otro dijo una cifra y don
Alvaro, muy resuelto, hizo sus cálculos y le respondió: ahí tienes
la peseta que te corresponde de tu parte.
-¿O sea que no es leyenda, la historia es cierta?
-Rigurosamente verdad.
El libro de Olivier recoge también leyendas digamos que clásicas, como
la de la Fuente de la Niña, aunque el escritor da su particular versión
de los hechos. El relato más popular nos habla de una niña que se ahogó
por un descuido cuando iba con su chacha de paseo mientras la moza estaba
ocupada en amores con un soldado. El libro apuesta por una versión más
romántica, en la línea de las leyendas de Becquer:
-Yo sitúo la historia el día de San Roque, en que la gente iba allí de
merienda. Se va haciendo de noche y una niña, que estaba jugando, ve
aparecer la luna en el estanque. Entonces, emocionada, la quiere coger, se
cae dentro y se ahoga. Luego muere el padre, afectado por la desgracia.
Entre lo historia y la leyenda, podemos situar el capítulo sobre el
barranco de Los Mandambriles y la Huerta de la Limpia. El libro de Olivier
lo relaciona con la construcción de la ermita de la Soledad, en lo que
hoy es paseo de Fernández Iparraguirre. La ermita se perdió en la
guerra, y con ella una rica colección de pasos de Semana Santa, por un
incendio provocado el 22 de julio de 1936
-Los Mandambriles eran los Mandas de la Cofradía que se reunían en
abril. Los Alvar Gómez, que tenían su palacio en la plaza de la
Diputación, poseían una huerta y el nombre de La Limpia viene de la
limpia de verduras que se efectuaba todos los años el primer lunes de
Pascua para contribuir a la celebración.
Otro de los capítulos del libro se ocupa de la afrenta de Corees,
relatada en el romancero del Mío Cid. Los infantes de Carrión,
vilipendiados por el caballero castellano por el incidente del león, al
llegar al Robledal de Corpes hicieron descabalgar a sus esposas, las hijas
del Cid, para cumplir su venganza. Desnudándolas, las ataron a dos
corpulentos robles y con las bridas de sus caballos las azotaron sin
piedad. Cuenta la leyenda que un pastor observó la escena, oculto tras
unas carrascas, y para evitar que el zagal les acusase, lo atravesaron con
una lanza. Alvarfáñez de Minaya, que seguía de cerca a los Condes,
encontró a las hijas del cid y al pastor cerca de un manantial, con cuya
agua limpió las heridas.:
-Desde aquel día el manantial recibió el nombre de Fuente
de la Lanzada. Yo he ido a ella innumerables veces de niño y en la
actualidad su caudal es aprovechado para abastecer a Hiendelaencina.
Menéndez Pidal llegó a decir que el robledal de Corees era una figura
literaria pero no debía conocer que en Guadalajara existía un Robledo de
Corees, con un robledal que todavía existe aunque menos extenso.
Todo el libro de Olivier bebe en esa tradición oral, que pasa de padres a
hijos, hoy en franca regresión. Eran tiempos, se ha dicho, de noches
junto a la cocina en las noches de invierno. Evidentemente que se
exageraba pero la tradición no se perdían. Olivier despotrica contra las
reuniones actuales, que se hacen en torno a la televisión, y en la que
todos acaban hablando de lo mismo.
Un libro de historias y leyendas de Guadalajara, por lo tanto, contra la
globalización.
Bibliografía
reciente de Felipe Ma. Olivier López-Merlo
Rollos
y picotas de la provincia de Guadalajara, 2009, 104 págs., 9 Euros.
Historias y Leyendas de
Guadalajara, 2001, 96 págs. 6 Euros.
© Panel mantenido por A. Herrera Casado - Guadalajara
aache@telefonica.net - agosto 16, 2009 |