Sigüenza en cómic

A Sigüenza le ha crecido otro grupo de animados divulgadores. Son un clérigo veterano (Pedro Olea), un joven médico inquieto (Carlos Amo) y una pareja de ilustradores que llevan ya muchos años rodando por el mundo, y fijándose en Sigüenza, a la que tienen por estrella norte de sus trazados (Isidre Monés y Marta Cera).
Entre todos ellos, y dirigidos por la Editorial “La Plazuela”, han conseguido montar un gran libro de cómic, poniendo ante nuestro admirados ojos, y en resumen vibrante, la historia completa de la Ciudad de Sigüenza, que ahora aspira –con todo el mérito y razón del mundo– a ser declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad.


El librillo, que se titula “Sigüenza, una larga historia” está encuadernado en rústica y tiene 26 páginas de ilustraciones, que se completan con un plano de la ciudad, vivo y sonoro, así como resúmenes gráficos de los edificios emblemáticos de la Ciudad y de sus alrededores. Muy bien documentado, con las fechas y los personajes imprescindibles; muy bien presentado a través de tres personajes que chorrean simpatía (Martín el Doncel, Vicentín un chaval de la calle, y Leo, el león que vivió algún tiempo entre las piedras de la catedral), y, sobre todo, muy bien dibujado, y coloreado, con escenas que retratan fidedignamente instantes ¡tantos! de la historia de Sigüenza.

Magnífica representación del Obispo don Bernardo, acomañado de los personajes conductores del cómic, cuando trajo desde Aquitania las reliquias de Santa Librada, a la que proclamó patrona de la diócesis.
Aquí le vemos procesionando esas reliquias dentro del arca que se construiría para albergarlas, guardas entre tejidos ricos.


Van estos desde la primitiva Segontia de los celtíberos, a la actual dinámica ciudad que concita cada día cientos de turistas. Los más relevantes episodios de la ciudad (su reconquista, la erección de la catedral, la fundación de su universidad, las guerras, los artistas, los comerciantes, los clérigos… reyes y obispos, guerreros y caballeros, todos están representados.
Aquí propongo mi asombro y alegría ante la realidad de este cómic. Porque habiendo dedicado muchos años, y muchas horas, al estudio en detalle de personajes y obras patrimoniales seguntinas, este golpe de aire fresco me inunda y anima. Y ello se concreta en aplausos, muchos, y en abrazos, porque los que Amo y Oleahan preparado, con mucho conocimiento y amor, ha sido interpretado y dibujado como solo un artistazo de la categoría de Isidre Monés Pons es capaz de hacer. Un monumento más para Sigüenza, y una deuda que la ciudad adquiere con todos ellos.