Atémpora tras Atémpora

¿Qué será de Atémpora cuando la Exposición se cierre? Esta es la pregunta que se hizo Víctor Manuel López-Menchero Bendicho, su comisario, y factótum de esta impresionante muestra de Arte y de Historia, cuando el día 24 de noviembre inauguró con sus palabras el XVII Encuentro de Historiadores del Valle del Henares.

Ante un público reducido, las necesarias palabras introductorias para volver a plantearse (al menos una vez cada dos años) la unidad sustancial que las tierras, los pueblos y las gentes que viven en las orillas del río Henares mantiene desde hace muchos siglos. Más de veinte centurias de vida en común: asentamientos celtibéricos, mansiones romanas, villas y castillos medievales, cánticos de poetas, batallas y carreteras… el Valle del Henares es UNA conjunción de voluntades y un indisoluble marco único. Que por circunstancias políticas está todavía dividido en diferentes Comunidades Autónomas.

Pero lo esencial del comentario nos lleva a la repsuesta evidente. Detrás de esa exposición magna que la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha ha organizado, con la colaboración de muchas personas y varias instituciones, de las cuales el Cabildo de la S.I.C.B. de Sigüenza ha sido fundamental, hay un mensaje unánime y denso. Hermoso, colorista, subyugante también. Ha costado mucho dinero, la han visto muchas personas, ha quedado en el recuerdo de muy diversas gentes y colectivos. López-Menchero ha ejercido de catalizador de escritores, arqueólogos y analistas del arte. ¿Qué quedará de todo ello, cuando mediado diciembre del 22 cierre sus puertas?

Lo tengo muy claro: quedará el catálogo de la Exposición, este libro magnífico y que será clave en el recuerdo de la efeméride, iluminador de caminos que lleven a la memoria y orienten al futuro. Nuevas investigaciones sobre los pasos dados. En el Catálogo están los versos de los poetas que con Sigüenza tejieron su cesta enorme; los estudios sobre la ubicación de la ciudad en tiempo antiguo; los análisis de su urbanismo y de su universidad, la visión del esencial comercio de la sal en su entorno. Y la fotografía y descripción de todas y cada una de las 128 piezas que la sustanciaron.

Eso es lo que quedará de “Atémpora” tras Atémpora. Que, como siempre pasa, radica en un libro. Porque en los libros está la memoria de las cosas, porque los libros son las piedras que sustentan el edificio de nuestra historia colectiva.