Campillo de Ranas en el núcleo de la Arquitectura Negra

Campillo de Ranas

Siguiendo la carretera que desde Tamajón lleva a Majael­rayo, encontramos sobre un recuesto el caserío de Campillo, cabeza del llamado «Concejo»; dominando el amplio y majes­tuoso valle que se abre profundo en la vertiente poniente del Ocejón y su serranía.

Por un hondísimo tajo discurre el río Jaramilla, más a occidente de este suave valle que queda a la izquierda de dicho río.

El paisaje que rodea a Campillo es hermoso a pesar de su adustez: multitud de vallas construidas con lajas de pizarra, delimitan pequeños praderíos de pastos y arboledas, dando al conjunto un reticulado increíble y ágil.

Las manchas aún más oscuras de los caseríos y las agrupaciones de tainas o reductos para guardar el ganado, salpican la anchura del valle, que se va cerrando hacia el este por la mole ingente del Ocejón (2.048 metros) y de su espinazo, del que sobresale la Cabeza de Mostajar y otros altos que van a dar a Tamajón; hacia el norte también se aprietan los eleva­dísimos montes de Somosierra; al poniente se abre el hondo cauce del Jaramilla y se cierra el telón con nuevas y abruptas sierras, quedando hacia el sur el horizonte abierto.

Todo este amplio y magnífico valle de abundantes pastos, formó parte, desde la época de la Reconquista, del Común de Villa y Tierra de Ayllón. Este territorio estaba formado, ade­más de por la villa cabeza del mismo, de la jurisdicción y señorío, por otros treinta pueblos o aldeas, de las cuales eran las más meridionales las que formaban el llamado «Concejo de Campillo», abarcando el valle abierto al poniente del Oce­jón.

Son estas: Campillo de Ranas, Majaelrayo (antiguamente llamado Majadas Viejas), Campillejo, El Espinar, Robleluengo y Roblelacasa. También los pueblos de Almiruete, Cantalojas y Villacadima, actualmente en la provincia de Guadalajara, formaban parte de la Tierra de Ayllón.

Este amplio valle está formado geológicamente por una amplia veta de pizarra del Ordoviciense que aflora a superficie, dando al paisaje sus típicas características, y abundante material de construcción a las gentes de estos lugares.

La arquitectura negra

Sus edificios, de características gigantescas, de aspecto macizo, presentan un color típico de la mampostería pizarrosa, oscura, de los muros, y las lajas de pizarra utilizadas en la cubierta.

Se componen de planta baja destinada a la vivienda, con corral precedente o anejo, y un piso superior, bajo la cubierta, destinado a pajar, o no utili­zado. Los muros son de gruesa mampostería, pizarrosa, revo­cados de blanco al interior de la vivienda, pero desnudos al exterior.

Los edificios destinados a cuadras, establos, pajares, etc., son independientes de los destinados a viviendas, y sue­len estar anejos a ellas, o aun formando conjuntos propios en las afueras del pueblo.

Las puertas de la vivienda están adinte­ladas con cargaderos de madera, lo mismo que las ventanas.

Estas puertas suelen encontrarse protegidas con un pequeño soportal formado por el vuelo de la cubierta, sostenido por pies derechos de madera, o pequeño tejaroz.

La entrada se protege con puerta de madera de una o dos hojas, una de las cuales se encuentra dividida a veces horizontalmente en dos mitades que pueden abrirse de modo independiente.

La cubierta es amplia, a dos vertientes, aunque en ocasiones se achaflana en el hastial principal, dando un tejado a tres aguas. Algunas chimeneas son enormes, estando construidas al inte­rior por un hogar acostado y gran campana sin embocadura.

La pieza inicial de la vivienda es un zaguán de suelo con grandes lajas pizarrosas, en el que suele existir un poyo corrido de mampostería que sirve de asiento. A este zaguán se abren las puertas de las distintas dependencias de la casa, la cocina que sirve también de comedor, y los dormitorios.

En algunos edificios se observa el exterior un volumen semicilín­drico que corresponde al horno de cocer el pan.

En otros se suelen encontrar, empotradas en el resto del material piza­rroso oscuro, algunas piedras calizas blancas formando líneas, cruces o figuras geométricas.

Como ejemplos de conjuntos auxiliares, en Campillo se ven algunas tainas en hilera, con un espacio abierto frente a ellas, limitado por vallas paralelas de alrededor de metro y medio de altura, normales a la línea de fachada. Son también curiosas las lindes de propiedades: se suelen construir alternando grandes lajas pizarrosas empotra­das en el suelo con tramos de mampostería de pequeñas pie­zas horizontales.

Es aún curioso el sistema de composición de las cubiertas, en que el caballete está formado por lajas entre­cruzadas, volando cada una sobre el faldón, contiguo, y pre­sentando una clara ordenación de las lajas, de menor a mayor, desde el caballete al alero.

Realmente es riquísimo, extraordi­nario, único en España, el grupo de estos pueblos o núcleos del Concejo de Campillo de Ranas en cuanto se refiere a arquitectura popular rural, constituyendo el grupo de la arquitectura negra que debe ser conservado en todo lo posible, por las características de pureza y aislamiento de la misma.

La iglesia parroquial de Campillo de Ranas es un sencillo ejemplo de fábrica de pizarra, cuyas lajas se entremezclan con cierta rural estética a las piedras calizas de diversos tonos en la torre de varios cuerpos que se orienta a poniente. La portada principal, a mediodía, es de muy sencilla traza, lo mismo que el interior, carente de datos artísticos.

Si quiere tener más información sobre Campillo de Ranas, sobre la arquitectura negra que forma su caserío, y sobre el conjunto de la comarca de la Sierra Norte que contiene esta arquitectura, estos tres libros pueden ser de interés:

 

Guía de la arquitectura negra de Guadalajara, de Tomás Nieto y Esther Alegre. Aache Ediciones, Colección “Tierra de Guadalajara” nº 20.

La Sierra Norte de Guadalajara, paso a paso, de José Antonio Alonso, Antonio Herrera y Luis Monje. Aache Ediciones. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 82. Año 2014. 220 páginas, muy ilustrado.

Los Pueblos Negros, de Raúl Conde Suárez. Editorial Mediterráneo. 60 páginas, gran formato, muchas fotografías.