Jesús Campoamor, una antología

Es Jesús Campoamor un clásico del arte alcarreño. Desde muy joven (nació en 1933) ha sido un referente de la pintura, con actividad incansable, y exposiciones periódicas. Ahora la Diputación Provincial ha montado una gran exhibición que reúne los caracteres de antológica, porque ofrece todas las facetas que el artista ha tocado, a lo largo de más de 60 años de actividad.

Así, y en la penumbra de la sala, despierta nuestros sentidos la luz que sale de sus cuadros, el aire sugerente que rodea a sus esculturas. Campoamor es un artista excelente y completo, que no se limita a tener una perfección estilista o técnica, a realizar de encargo de este o aquel retrato, sino que posee una sólida formación cultural y unas ideas propias acerca del hombre y de la vida. Ello le posibilita volcar en sus lienzos, a la hora de hacer tangible su pensamiento y su inspiración, un paisaje de humana dimensión, una marca de impresionismo subjetivo y personal que acentúa el valor y la belleza del cuadro.

Tengo que agradecerle, y aquí lo hago, que en su catálogo haya escogido unas frases mías para, junto a las escritas por Cela, Nieto Alcaide, Ramón Hernández o García Marquina, tratar de aproximarme a su mensaje. La obra pictórica de Campoamor es no solo una parte del arte de la pintura, sino que comulga de la música y de la poesía. Como gran conocedor y amante de esas otras parcelas del arte, es capaz de unificar en los lienzos sensaciones y valores de todas las parcelas de la belleza.

En esta exposición antológica brilla con fuerza su descarnada visión del paisaje alcarreño, en sus cuatro estaciones, con sus modulados colores, sus cielos eternos, sus distancias infinitas. Le tengo por artista de cabecera, por sabedor de referencia y sobre todo por amigo de intenciones: una persona junto a la que se puede caminar el mundo.