Los tapices de Palas Atenea en la Catedral de Sigüenza
Durante años, la catedral de Sigüenza mantuvo dispera su colección de tapices, que aparecían colgando de los muros de naves y estancias interiores del edificio, como la Sacristía de las Cabezas, la antigua Librería del Cabildo y la Sala Capitular de verano.
Dos estudios han recibido, hasta ahora, los tapices barrocos de la catedral de Sigüenza. El primero, se debe a Margarita García Calvo, en la Revista “Goya” el año 2004. Y el segundo a Victoria Ramírez Ruiz, en el libro “Tapices y textiles de Castilla-La Mancha”, editado por Aache en 2007. El conjunto se compone de dieciséis paños, enormes y vistosos, que conforman dos series, una dedicada a la “Historia de Rómulo y Remo” y otra a las “Alegorías de Palas Atenea”, que vienen a representar, ambas, en un sentido globalizador, las virtudes cívicas que la mitología atribuyó a la diosa y a los personajes de origen romano.
Todos estos tapices fueron donación hecha por don Andrés Bravo de Salamanca, obispo que fue de la diócesis entre los años 1662 a 1668, año en el que tras fallecer fue enterrado en la capilla del Santo Cristo del trascoro, con su escudo de armas sobre su sepulcro y en el retablo que mandó construir. Hombre del pleno barroco, viajero y estudioso, admirador de los clásicos, había cursado sus primeros estudios universitarios teológicos en Sigüenza, pasando luego a Salamanca a completar su formación, y alcanzando pronto la mitra de Cartagena y Murcia, desde donde manifiesta su voluntad, por el gran cariño que tenia a la ciudad, de ser enterrado en Sigüenza. Para llevar a cabo su deseo, escribe en 1661 al arcediano de Almazán, Andrés de Manrique, manifestando que “por el gran afecto que tenia a esta iglesia deseaba enterrarse en ella y que deseaba saber en que parte de la capilla mayor le darían entierro y cuanto había de dar de limosna a la fabrica”. Lo curioso es que al año siguiente, en 1662, sería nombrado obispo de esta diócesis, y suponemos que eso le llenó de satisfacción y ya solo quiso, viéndose mayor y cercana la muerte, hacer una gran donación del mejor arte del momento a su catedral querida.
Se sabe que en 1664, cuando don Andrés Bravo ya llevaba dos años de obispo en la Ciudad Mitrada, en los últimos días del mes de Noviembre sorprendió a todos mandando colgar una gran colección de tapices que había adquirido y regalaba a la catedral, al cabildo, y a la ciudad de Sigüenza. Según nos refiere Pérez Villamil en su libro sobre la historia del edificio catedralicio, las Actas Capitulares de diciembre de 1664 dicen ”como su ilustrísima el señor obispo, nuestro prelado, ha sido servido de dar a la iglesia una colgadura de diez y seis paños y que había amanecido colgada el día de San Andrés”. Estos paños no eran, sin embargo, los que ahora admiramos, sino una serie de “boscajes” y de paños con adornos florales, muy del estilo de Audenarde, pero que alegraban los severos muros y servían para mitigar el duro frío de las estancias.
El deseo del Obispo era regalar la gran serie doble de 16 paños que había encargado hacer en Flandes y que por fin se acabaron en 1668, llegando a Sigüenza en torno a la fecha de su muerte. En su testamento lo especificó claramente, y en una nota del Inventario de Tesorería de 1824 vuelve a quedar señalada claramente la cuestión del regalo y llegada de estos paños a Sigüenza, pues se dice en ella que el Obispo Bravo de Salamanca donó “una colgadura de tapicería de Flandes que se comprara de 16 paños, los 8 de la Historia de Rómulo y Remo y los otros 8 de el Triunfo de las armas y las letras con el coro de las nueve musas, todas las colgaduras tienen figuras grandes y se pone en invierno en la Capilla Mayor, la regaló a esta Santa Iglesia el Ilustrisimo A. Brabo”.
Temas de las series de tapices
La primera serie, dedicada a la “Historia de Rómulo y Remo”, contiene los siguientes temas: “Fáustulo, pastor de ovejas, encuentra a una loba amamantando a Rómulo y Remo”, seguido de “Fáustulo, pastor de ovejas, entrega los niños a su mujer para que los alimente”, y “Faústulo presenta al rey a Rómulo y Remo para que los reconozca desde la cuna”. Otros tapices muestran a “Rómulo coronado rey” y “Rómulo presenta un proyecto de leyes a Hércules”. Y termina la serie con “Los romanos raptan a las mujeres sabinas”, “Las mujeres sabinas reconcilian entre sí a los romanos y sus padres” y “Rómulo da muerte al rey Tacto y el sabino es exterminado”. Todos ellos están inspirados en episodios de la “Historia de Roma desde su fundación” de Tito Livio. Relata los primeros años de la fundación de Roma, hasta la lucha con los sabinos.
La segunda serie de tapices está dedicada a las Alegorías de Palas Atenea. Comienza con Marte huye, Júpiter se alegra por el final de la guerra obtenido por Palas y la Paz, continuando con La recompensa de las armas, El triunfo y la gloria de Palas y la Paz y Los cobardes y perezosos son puestos en fuga por Palas. Después continúa con Palas y la Paz conducen a los esforzados al templo del Honor, La gloria de las musas estimuladas por la Paz, Los sacrificios divinos son restaurados por Palas y la Paz y Palas triunfante acompañada de las musas por el triunfo de las armas.
Se considera como fuente literaria principal de este conjunto la “Iconología” de Césare Ripa, a excepción del paño “La gloria de las musas estimuladas por la paz”, que se conservó muchos años en la Sacristía de las Cabezas, que tiene su referencia principal en los relatos de las “Metamorfosis” de Ovidio.
Ofrecen todos estos paños la representación de las virtudes que la mitología atribuye a la diosa Palas, y que siempre se han considerado como lecciones de ejemplaridad cívica. Cada uno de los personajes es representado con sus clásicos atributos, lo que permite su fácil identificación. Quedan señalados más arriba sus títulos, y en una imagen de más abajo vemos las imágenes miniaturizadas de todos ellos.
Autoría de los tapices
La clave de la autoría, muy nítida en estas series de paños seguntinos, está en las marcas que aparecen en la parte baja de los mismos, junto a sus cenefas inferiores. En las dos series aparecen cuatro cenefas diferentes, aunque del mismo estilo y con motivos muy similares: escudos, espadas, armaduras, flores y frutos. La bordura superior siempre aparece centrada por una cartela, en la que puede leerse una inscripción en latín que muy brevemente describe la escena representada y que por ello hace en este caso muy fácil su identificación. Todos los tapices llevan en su orillo inferior la pareja de letras BB (que significan Brabante-Bruselas) con un escudete en medio que identifca claramente la marca de la ciudad en la que han sido realizados, más los monogramas de los dos talleres en que se hicieron, famosísimos y prestigiosos en aquella época, segunda mitad del siglo XVII: son en concreto los de Ian Le Clerc y D. Eggermans.
Estos dos artistas pertenecieron a las más clásicas sagas de tapiceros de Bruselas, que llenaron la Europa barroca con sus producciones. Lo que todavía queda oculto es el nombre del artista que pintó los cartones que servirían de base a los tapices. La profesora García Calvo aventura un nombre, el de Charles Poerson, flamenco que vivió entre 1609 y 1667, o alguno de sus ayudantes y seguidores, todos ellos adscritos a un estilo barroco y sencillo a un tiempo, muy descriptivo y sin complicaciones técnicas, más pendientes de que la escena, las actitudes y los decorados sean perfectamente inteligibles, ajenos a novedades estilísticas.
Expuestos al público, en la gran sala que fue Capitular de Verano, del claustro catedralicio, desde junio de 2014, la primera serie de “Palas Atenea” fue restaurada por la Real Fábrica de Tapices de Madrid, gracias a un convenio asumido por distintas instituciones (Cabildo Catedralicio, Ayuntamiento de Sigüenza, Diputación Provincial de Guadalajara y Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) lideradas por la Fundación Ciudad de Sigüenza y la Fundación Martínez Gómez-Gordo.
Bibliografía
Un libro que estudia estos tapices con detenimiento es el titulado «Tapices y Textiles en Castilla-La Mancha», que escribieron José María Ferrer González y Victoria Ramírez Ruiz, y que editó AACHE Ediciones como nº 7 de su Colección «Tierra de Castilla-La Mancha» en 2007. ISBN 9788496885066. P.V.P.: 25 €.
También habla de ellos y los resume en un artículo monográfico muy bien ilustrado Antonio Herrera Casado en su libro «La catedral de Sigüenza», Aache Ediciones, Colecciono «Tierra de Guadalajara» nº 101, edición de 2016.
Algo más [recuerdo de aTémpora]
En 2016, y con motivo de la exposición sobre Cervantes, Shakespeare y su tiempo que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha organizó en la catedral de Sigüenza, José Domingo Delgado Bedmar realizó con erudición las correspondientes fichas en el gran Catálogo de la muestra. Además el profesor Javier Davara comentó en la web de la «Fundación Ciudad de Sigüenza» el valor de estos paños: Los tapices flamencos de Sigüenza. También Margarita Calvo estudió estas telas en su día.
También estas breves noticias en la web de la Catedral de Sigüenza nos ilustran sobre estos tapices: Tapices de Palas Atenea.