En Albendiego con los dibujos de Isidre Monés

El artista Monés Pons expone sus visiones de la Guadalajara vaciada en Albendiego

El sábado 19 de octubre, y en la localidad de Albendiego, en el alto valle del río Bornova, en el contexto del XVII Día de la Sierra, han tenido lugar tres importantes hechos culturales que conviene resaltar. Porque se han celebrado en un lugar singular, emblemático del románico serrano: en concreto en la Iglesia de Santa Coloma, que es monumento nacional y uno de los referentes del románico de Sierra Pela, ahora restaurado, y siempre visitado y admirado por los viajeros.

En el interior del templo, que se encontraba abarrotado de público, tuvo lugar primeramente la presentación del libro “Estampas de la Guadalajara vaciada”, que a pesar de haber aparecido la pasada primavera, con motivo de la Feria del Libro, se ha querido presentar en esta ocasión tan serrana, y en este lugar tan emblemática. Habló el autor del libro, el cronista provincial don Antonio Herrera Casado, quien con brevedad y precisión expuso los tres principales motivos de haberlo preparado, escrito y editado. Y así significó que se trataba de un modo de ofrecer gráficamente, a través de los maravillosos dibujos de Isidre Monés Pons, los paisajes, entornos urbanos y ruinas de unos 60 pueblos, de toda la provincia, que han sido abandonados y vaciados en los últimos 50 años. También se refirió a su intención de dar a conocer las historias mínimas y entrañables de estos pueblos y sus pérdidas, y finalmente expuso el objetivo de conseguir que, con su divulgación, cada vez más viajeros se acerquen a estos lugares a conocer estas ruinas y disfrutar de los paisajes, historias y leyendas que les rodean.

A continuación, don Miguel Ángel Ortega, párroco del lugar y Director del Museo Diocesano de Arte Antiguo, un verdadero especialista en estos temas, dio una charla sobre la iglesia de Santa Coloma, exponiendo su estructura, historia y analizando detalles iconográficos singulares (rosetones, estrellas, capiteles, intenciones) que fue mostrando en directo en una final visita guiada excepcional, y con mucho público atento a las explicaciones.

Finalmente, como tercer acto de la jornada en aquel lugar, se procedió a inaugurar la exposición de los dibujos originales del libro “Guadalajara Vaciada” que ha ido elaborando en los últimos años Isidre Monés Pons, de quien se dijo su relevancia en el mundo del grafismo, de la ilustración y del cómic, del que es una auténtica figura a nivel internacional. El artista no pudo estar, como hubiera querido, en esta inauguración, precisamente porque al día siguiente, en Barcelona, en el Salón del Cómic, se le rendía homenaje al cumplir sus 77 años de edad. El público de Albendiego quedó admirado ante estas obras de arte, que de forma tan diferente y cálida refleja la imagen de unos pueblos, de unas gentes y lugares ya perdidos.

 

La exposición de dibujos de Monés Pons

Excepcional esta muestra de dibujos, piezas únicas que han servido para ilustrar el libro presentado. En primer lugar, emociona conocer que en un sitio tan alejado de todo, y tan hermoso, se ha celebrado una exposición de dibujos de un artista catalán. El esfuerzo que ha hecho la directiva de la Asociación “Serranía de Guadalajara” es de destacar: un fuerte aplauso para ellos.

Entre las dos docenas de imágenes aportadas en esta exposición, que llenaba la nave del templo, cabe destacar las dedicadas a la propia ermita de Santa Coloma (una vista del ábside, y otra con su ventana central, cargada de simbolismos sufíes y cristianos). Además aparecían viejos pueblos y monumentos en los que se retratan personajes conocidos con ellos relacionados (Santiago Bernal, Teodoro Alonso, Herrera Casado, Alonso Gordo, Gregorio López de la Torre y Malo, etc…) Además, vistas de templos derruidos, de casas de pueblo anegadas por pantanos, y paisajes simpes, con fuentes y cuevas, con ruinas y torreones.

El arte de Isidre Monés es muy especial. En un mundo de relumbrones y publicidad incansable de cosas sin mérito, aquí aparecen en la honda paz del otoño serrano, entre los muros monasteriales de Santa Coloma, estas piezas que Monés dibuja a mano, con pasión y tranquilidad, con un amor que se nota. Hemos gozado viéndolo, hemos meditado sobre su mensaje, y hemos agradecido, –todo en silencio, del bueno– a este ilustrador que haya puesto su mirada, y su tiempo, en dibujar a lápiz estas viejas y perdidas cosas. Un mundo que fue y que se evoca de esta manera.