Centenario del Mausoleo
Se cumplen ahora los Cien Años del grupo escultórico que alberga a la Condesa de la Vega del Pozo
En 1921 terminó de tallarse, y colocarse en su actual destibo, el mausoleo que tallara el escultor madrileño Angel García Díaz para recoger los restos mortuorios de doña María Diega Desmaissières y Sevillano, duquesa de Sevillano y condesa de la Vega del Pozo. El encargo fue hecho por los sucesores de la señora, quien había siempre insistido en que, aunque ella hubiera levantado el fastuoso panteón para contener los restos de sus padres y familiares, a ella no se la pusiera allí, ni se le esculpiera memoria en mármol. Sin embargo, los herederos consideraron lo mejor ponerla en el centro del recinto, en lo hondo de la iglesia, contenidos sus restos en un sarcófago de mármol que esculpiera el mejor escultor del momento, el (ahora menos conocido) madrileño Angel García Díaz.
Hace ahora, por tanto, un siglo exacto de que este gran conjunto escultórico, que causa la admiración de cuantos lo contemplan, se colocara donde hoy lo vemos. Es momento de recordarle, porque los aniversarios redondos sirven, al menos, para eso, para dar actualidad a lo que por su valor lo merece.
Destaca con impresionante majestuosidad el grupo escultórico que sirve de enterramiento a doña María Diega en el centro de la cripta del Panteón del conjunto dedicado a San Diego. Se compone de dos grupos de figuras escultóricas. Delante aparecen tres ángeles de blanco mármol, apoyados sobre pedestal de oscuro basalto. El ángel central lee en una larga filacteria que sujetan en sus extremos los otros dos ángeles acompañantes; el de la derecha lleva un lirio en su mano, símbolo de la pureza virginal de la señora, que siempre permaneció soltera; el de la izquierda sujeta un pequeño ramillete de rosas, símbolo de su caridad. El ángel central lee las glorias de la vida de la duquesa. Detrás surge el grupo de cuatro figuras del mismo material que trasladan sobre sus manos, como si no tuviera peso, el ataúd ricamente cubierto de tejidos en los que se labran las armas de la duquesa, y bajo los que la imaginada madera transporta los restos mortuorios de la noble dama. Tres de esas figuras son ángeles, y una cuarta es una mujer joven. El movimiento, la monumentalidad y la fuerza romántica del conjunto es tal que realmente impresiona a quien lo contempla por vez primera. La basamenta de este segundo grupo es también de basalto, durísima piedra en la que se tallan animales fabulosos, y unos medallones que, por delante, representan en mármol blanco el retrato de la duquesa, y por detrás ofrecen tallada la leyenda explicativa de la propietaria. Dice así el epitafio: «Este mausoleo encierra los restos mortales de la Excma. Sra. Doña María Diega Desmaisieres y Sevillano, Duquesa de Sevillano, Condesa de la Vega del Pozo, Marquesa de los Llanos de Alguazas y de Fuentes de Duero. Nació en Madrid el 16 de junio de 1852. Falleció en Burdeos el 9 de mayo de 1916. Sus herederos, admiradores de sus virtudes, modestia y generosos proyectos terminaron este monumento funerario en el año 1921. R.I.P.»
Hora es esta de recordar a “la señora” como aún la llaman las madres adoratrices que custodian su templo, y de aplaudir al escultor que lo tallara, ese poco conocido (pero genial) Angel García Díaz, que tantas otras maravillas dejó distribuidas por este país en el que hay miles de piezas a las que no valoramos porque no conocemos.