Hasta el Poniente de Elefante

Tienen en su haber miles de kilómetros, escritor y fotógrafo pueden decir que han dado varias veces la vuelta al mundo. Aunque con una que la des, ya es suficiente, para captar el mensaje.
En “Poniente de Elefante” (que es el lugar donde se pone el sol de la isla que hay un poco más a occidente de las Georgias del Sur, cerca del continente antártico) se esgrimen muchas habilidades: Carlos Utrilla Paniagua toca todos los resortes de la literatura: la crónica aventurera, la poesía tipo sudoku, la reflexión materialista, el diálogo quijotesco, evocaciones y leyendas, frases lapidarias. Todo vale. Porque todo lo domina. Es un escritor como la copa de un pino, y en “Poniente de Elefante” lo demuestra.

poniente de elefanteEl fotógrafo, que humildemente dice que  simplemente ha tratado de salvar doscientas fotografías del oscuro hastío de su disco duro, demuestra que tiene la raza completa de un viajero, porque se ha metido en los más duros ámbitos de la selva africana, ha soportado las inclemencias de los peores desiertos, y ha sobrevivido a los avatares de las favelas de Bangkok, Harlem o Kyoto. Se muestra maestro en los atardeceres, en los contraluces, y en los instantes en que cesa el viento. Conoce a la gente, y sabe dónde está el juego, la malicia y las paces. Piel y sonrisa, olas de mar en la arena, vuelos sosegados en los malecones. Alfonso Herrera Bachiller se consagra, con este libro, como un fotógrafo de raíces a quien habrá que tener en cuenta.

alfonso herrera bachillerUn gran libro, que nos ha emocionado, y que –sin duda alguna– pondremos de cabecera, porque se vuelve una y otra vez a sus hermosas páginas. Miradas y decires, todo en uno.