Dos siglos del Prado

Dos siglos del Prado

El Apostolado de Almadrones acabó (con cuatro de sus cuadros) en el Museo del Prado

El Museo Nacional del Prado, que alberga unas 8.000 pinturas y muchos miles más de piezas de arte, cumple su segundo centenario de vida en 2019. El edificio, dirigido por el arquitecto Juan de Villanueva por mandato del rey Carlos III para Real Gabinete de Historia Natural, se aprovechó finalmente para que en 1819, el rey Fernando VII a instancias de su esposa Isabel de Braganza, instalara en él su colección real de pinturas. De entonces acá, ha ido creciendo, abriéndose y ofreciendo su maravilloso contenido a millones de visitantes.

 

La presencia de Guadalajara en el Museo del Prado es muy significativa. Al menos media docena de piezas están directamente relacionadas con autores y temas de nuestra provincia. Por solo poner unos breves ejemplos, invitando a profundizar más en ellos, cabe decir que aquí se conserva la siguiente colección de temas:

 

El retablo del Marqués de Santillana, pintado por Jorge Inglés, y en el que aparece retratado don Iñigo López de Mendoza, orante, en su salón del palacio de Guadalajara donde vivía.

 

El cuadro de los milagros de San Cosme y San Damián que el alcarreño Hernando del Rincón pintó para un retablo en el Monasterio de San Francisco de Guadalajara, es una joya de la pintura renacentista castellana.

El grupo de tablas procedentes del Monasterio de Sopetrán, y que incluyen el retrato del primer duque del Infantado orante, son expresión de la pintura flamenca protegida y comprada por los alcarreños magnates.

 

La abreviada colección de retratos de apóstoles, lo poco que queda del Apostolado de Almadrones, pintado por El Greco, se expone en este Museo. Su espeluznante historia, de abandonos y rapiñas, la expone José Luis García de Paz en su obra “Patrimonio Desaparecido de Guadalajara”.

 

Al dominico Juan Bautista Maino, nacido en Pastrana, se le dedican muchos metros cuadrados de exposición, con sus cuadros de impecable factura barroca.

 

El campiñero Alejo Vera tiene abundante representación de su obra historicista en el Prado, destacando la inmensa pintura de “el último día de Pompeya” y otras obras.

 

Cumplirá una visita, al menos, este año al Museo del Prado, en su bicentenario de existencia, y con la intención de buscar entre su contenido pictórico los restos de una Guadalajara que tuvo mucho qué decir en el contexto de la historia de España, antiguamente…

En el libro sobre el Patrimonio Desaparecido de Guadalajara, que escribiera el investigador José Luis García de Paz, se mencionan algunas obras de arte alcarreñas que acabaron en el Prado: concretamente las tablas de Sopetrán, y los restos del Apostolado de Almadrones, de El Greco. Puedes ver este libro en esta página.

libreria aache
AACHE Ediciones de Guadalajara