Centenario de Cervantes

En este año de 2016, que ha sido prolífico en centenarios y conmemoraciones, yo me quedo con la de nuestro más excelso escritor, Miguel de Cervantes, quien nació [en Alcalá de Henares] en 1547, y vino a morir [en Madrid] en 1616.

Su recuerdo ha estado presente gran parte del año (sobre todo los seis primeros meses) en fastos, exposiciones, teatrillos y vanguardias. No ha estado mal, teniendo en cuenta el despego que los poderes públicos tienen respecto a las cosas de la Cultura, y más tratándose de un individuo con tan bien amueblada cabeza. Aunque como ya murió, hace cuatro siglos, no hace peligrar el puesto de nadie.

En Guadalajara me he fijado en las formas en que se ha memorado a Miguel de Cervantes. No ha estado mal, no podemos quejarnos. Este Centenario de Cervantes podía haber dado alguna estatua en bronce (siempre andamos escasos de ellas, pero tampoco vamos a quejarnos ahora, porque este año cayeron tres, la de la Semana Santa, la del Maratón de Cuentos, y la del Tenorio Mendocino). La estatua de Cervantes, ya casi que la dejamos para el próximo centenario.

Se hicieron teatros para niños, algún entremés en serio, un par de ferias de artesanía en las que Sancho y el Quijote se mezclaron con el público comprador de dulces, y algún encuentro de poetas. Lo más sonado, sin duda, y desde aquí nuestro aplauso fervoroso, la Exposición aTémpora en Sigüenza, en su catedral. Un portento, lo nunca visto, una actuación seria y fructífera, que ha recordado con mucha medida y sabiamente a Cervantes y a Shakespeare, y nos ha mostrado su huella, en lo civil como en lo religioso, por Sigüenza, por Guadalajara, por Castilla-la Mancha toda.

Aquí no tengo más remedio que referir nuevamente otro de los grandes fastos acerca de Cervantes que se han dado este 2016 en Guadalajara. Y ha sido la edición, pro primera vez en su historia, de la obra magna del ingenio complutense, “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” en una editorial alcarreña, en Aache concretamente. [Y de una forma espectacular, única en el mundo]. Porque se ha hecho un Quijote exclusivo, para coleccionistas, con tirada de 300 ejemplares, en dos gruesos tomos con más de 2.200 páginas, encuadernados en piel, con 7 Kgs. de peso, y todo él escrito a mano, traducidos sus textos a 67 lenguas diferentes…. Una hazaña editorial y cultural que apenas si ha tenido repercusión en la ciudad. Entre otras cosas, porque el día, y a la hora, en que se presentó esta obra en la Feria del Libro de Primavera, en la Plaza Mayor, llovió tanto, y tan fuerte, que apenas si se oyó lo que el editor decía. Aquí tienes toda la información, por si tienes curiosidad: www.aache.com/quijote-manuscrito